xl. quarante
𝐕𝐎𝐘𝐀𝐆𝐄 𝐄𝐏𝐔𝐈𝐒𝐀𝐍𝐓
EL AEROPUERTO DE TACOMA LUCE MÁS SOLEADO QUE NUNCA. Normalmente, Washington nunca solía ofrecer un sol resplandeciente y luminoso, sin embargo, la llegada del verano siempre favorece a todo el estado, con temperaturas mucho más cálidas y apetecibles. La gente camina por los espacios abiertos de aquel aeropuerto vagando con maletas gigantes o gorras que cubren su cabeza del calor infernal. Al otro lado, las sillas se organizan por filas, invadidas por niños que sostienen libros para colorear junto a crayones de colores vivos o pasajeros que deciden dormir en incómodas posiciones hasta que su vuelo fuese programado.
—¿Tienes hambre?
Una voz masculina interrumpió mis pensamientos internos. Su acento francés nativo no tarda en hacerse notar entre miles de pasajeros que frecuentan este aeropuerto.
—No demasiado —sonrío —. Más bien sueño. Es raro, porque dormí todo el viaje, pero aún así siento que no descansé lo suficiente.
—Es lo normal cuando te acostumbras al horario europeo —responde con una sonrisa más ligera —. Si mal no recuerdo, la diferencia horaria entre París y Seattle es de nueve horas, por lo que sí aquí son las diez de la mañana, en París deben ser las siete de la tarde.
—Es una locura.
—Algo así.
Thomas arquea su espalda. Retira aquella chaqueta de piel marrón que cubría su cuerpo, mostrando una camiseta de tejido de algodón con un logo de «Back To The Future».
—¿Tú también estás cansado?
—Creo que sí —responde con ligereza. El francés arquea sus hombros mientras contempla las diferentes tiendas que se agrupan en los extremos del aeropuerto. Para él era bastante fácil camuflar la ansiedad por medio del cansancio. No quería admitir, que lo único que le preocupaba era la reacción que sus padres tendrían al verle entrar en el hogar —, ya sabes... el tour, las pocas horas de sueño... todo acaba pasando factura.
—Espero que mis padres no hayan tirado aquella colchoneta hinchable a la basura —sonrío divertidamente —. Aunque intentase insistir unas cien veces mi padre no dejaría que durmiéramos juntos por nada del mundo.
El francés responde con una ceja arqueada. Sus ojos se llenan de tensión y trata de evadirla con una sonrisa artificial que no surte efecto. Su cuerpo comienza a llenarse de terror. Como si sintiese que en cualquier momento podrían asesinarlo de la forma más dolorosa. Después de todo tenía sentido, siempre iba a ser conocido como «el chico francés que rompió el corazón de su hija por medio de una patética llamada de teléfono».
—¿Tendremos que separarnos?
—No seas dramático —respondo con una risa sincera —. Sólo será durante la noche.
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𝐇𝐎𝐌𝐄𝐖𝐎𝐑𝐊 𝐈𝐈 ─ daft punk fanfiction.
FanfictionPARÍS, AÑO 1996 [SEGUNDA PARTE] La vida de Violet Hansen ha cambiado enormemente. Es una ocupada universitaria con una vida un poco monótona; los amigos perfectos, el novio perfecto, la reputación perfecta. ¿Pero qué pasará cuando sus amigos decid...