𝘪. un
𝐌𝐀𝐔𝐕𝐀𝐈𝐒 𝐉𝐎𝐔𝐑𝐒
𝐒𝐄𝐀𝐓𝐓𝐋𝐄, 𝐖𝐀𝐒𝐇𝐈𝐍𝐆𝐓𝐎𝐍.
𝐅𝐈𝐍𝐀𝐋𝐄𝐒 𝐃𝐄 1996
—Tienen que analizar estos nueve textos para poder tomar nociones de los artículos periodísticos que iremos escribiendo a lo largo del cuatrimestre —aclara su voz para expresar disciplina.
La profesora Clarins, es conocida por querer amargar a los alumnos de periodismo los doce meses que tiene el año. Sus tareas, y sus trabajos son interminables. Además de que a nadie se le ocurría hablar durante las horas que sus clases durasen. Tampoco podías salir del aula hasta que ella lo ordenase, daba igual que la campana hubiese sonado, eso para ella importaba más bien poco.
Sus zapatos de salón bajan de la tarima alta que hay posada sobre el centro de la clase, y después repite el proceso sobre tres escalones de madera de un tamaño pequeño. Recorre los pupitres de todos los estudiantes con desgana y con una cara de pocos amigos, más bien con una tez seria y totalmente tensada. Reparte aquellas hojas de folio donde vienen los trabajos que tenemos asignados para el lunes, y vuelve a deslizar sus zapatos sobre el suelo hasta llegar a la mesa de su escritorio.
Suspiro. Estoy mirando el reloj que hay en la pared a mi lado izquierdo, necesito que al fin marque las dos y media de la tarde y poder volver a casa, dormir durante todo el día, y olvidar el trabajo acumulado durante unas pocas horas. Si no logro desconectar, explotaré, tendré un ataque de ansiedad enorme y acabaré perdiendo mi poca consciencia sobre el suelo de mi habitación.
Toma una pila de hojas de trabajos grapados y los ojea con sus manos. Ahora se ha colocado unas gafas de visión sobre sus ojos pardos y vuelve a recorrer de manera decidida el pupitre de cada alumno.
Llega hacia mi pupitre totalmente ocupado por mis bolígrafos de diferentes colores, grapadora, notas varias o una pastilla para el dolor de cabeza y por mi mochila de color azul marino repleta de libros sobre análisis de palabras, o diferentes textos comunicativos. Los nervios empiezan a hacerme pequeñita, así que decido llevar el lápiz de grafito sobre mis labios agrietados y lo muerdo con una gran tensión.
Sorprendentemente, la señorita Clarins hoy esta amable conmigo. Cuando observa mis ojos azules océano, decide abrir la comisura de sus labios, y dedicarme una bonita sonrisa. Tal vez los análisis hoy no estuvieran tal mal como la otra vez. Posa la serie de folios, donde hice el trabajo de la semana pasada, sobre la mesa de madera de color caoba y examina las pintadas de rojo sobrepuestas en mi letra, pues se supone que esos son los fallos que tengo.
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𝐇𝐎𝐌𝐄𝐖𝐎𝐑𝐊 𝐈𝐈 ─ daft punk fanfiction.
FanfictionPARÍS, AÑO 1996 [SEGUNDA PARTE] La vida de Violet Hansen ha cambiado enormemente. Es una ocupada universitaria con una vida un poco monótona; los amigos perfectos, el novio perfecto, la reputación perfecta. ¿Pero qué pasará cuando sus amigos decid...