PARÍS, AÑO 1996 [SEGUNDA PARTE]
La vida de Violet Hansen ha cambiado enormemente. Es una ocupada universitaria con una vida un poco monótona; los amigos perfectos, el novio perfecto, la reputación perfecta.
¿Pero qué pasará cuando sus amigos decid...
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𝐃𝐀𝐅𝐓𝐄𝐍𝐃𝐈𝐑𝐄𝐊𝐓 𝐓𝐎𝐔𝐑
roskilde festival, 27 de junio de 1997.
—¿Quién vomitó anoche?
Un amelenado sonríe con carisma. Busca una cajetilla de cigarrillos en su chaqueta de entretiempo mientras que acorrala con la mirada a los otros jóvenes que siguen sus pasos desenfrenados. Pedro no era de las personas que fumaba, siempre había tratado de evitar aquellos malos hábitos, pero desde que la gira arrancó es lo único que parece aliviar su constante ansiedad.
Las cosas eran más fáciles para él cuando solo tocaban en Francia.
—¿Fuiste tú, Cédric?
Hervet niega rápidamente. Lo último que deseaba es que alguien le pudiese acusar de algo que no había cometido
—No, no fui yo —protesta—. ¿Qué les hace pensar algo así?
—Eres el que más botellas de alcohol solicita —Pedro interrumpe sujetando aquel cigarrillo con ansiedad —. ¿Vas a negarlo?
Cédric refunfuña entre dientes. Guarda su credencial «All access» sobre el bolsillo de sus tejanos efecto lavado y extiende uno de los brazos para propiciar un golpe rabioso sobre la melena de Winter.
—¿Ya van a empezar?
Guy protesta con una voz ronca. Ha tratado de mantener su paciencia frente a estos dos franceses molestos. Ya era suficiente con compartir habitaciones de hoteles con ellos dos.
—No te enojes tan pronto, Guillaume —Cédric trata de calmar al joven —. Solo trato de defenderme ante sus acusaciones. Sí, es cierto que el alcohol fuera de Francia es increíble, pero les juro que anoche no vomité ni bebí.
—No solo me enojo por sus estupideces —replica exponiendo sus argumentos —. ¿Vieron como dejaron la habitación esta mañana? —cuestiona —. Iba a tomar una ducha y los calzoncillos de Pedro estaban en el suelo...
Hervet interrumpe las palabras de Guy.
—¿Estaban sucios?
—¿Y qué diablos me importa eso? —arruga su frente con ira —. Son unos asquerosos. Ni siquiera saben recoger los trastos que dejan en la habitación. Tu ropa estaba por todas las estanterías, Cédric. No les pido que sean perfectos, solo que recojan sus cosas. Cualquier humano normal hace eso. Pero, claro ustedes no son normales en ningún sentido.
—Mira, tienes razón Guy —Pedro replica liberando el aire de su cigarrillo —. No deberías quejarte. Sí, tú debes lidiar con los trastos, nunca podríamos negar algo así, y trataremos de mejorar eso. Además, ya sabes que Nadine se quedará una noche, y mañana volverá a París... Pero nosotros tenemos que lidiar con todos los ruiditos que hay en la habitación de al lado. Tú no los oyes, porque duermes en la cama del medio, pero nuestra cama está pegada a la pared y...
