PARÍS, AÑO 1996 [SEGUNDA PARTE]
La vida de Violet Hansen ha cambiado enormemente. Es una ocupada universitaria con una vida un poco monótona; los amigos perfectos, el novio perfecto, la reputación perfecta.
¿Pero qué pasará cuando sus amigos decid...
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MI HABITACIÓN REPLETA DE VESTIDOS SOBRE EL SUELO, puertas abiertas que se cierran y se vuelven a abrir de repente, aromas de esencia de limón, azahar, o perfumes cuyo olor se queda impregnado en las prendas de vestir o la misma piel durante horas.
—¿Qué te parece mejor?
Despierto de mi trance.
Estoy tumbada sobre la cama, en posición fetal, portando el mismo pijama con el que anoche dormí después de pasar toda la tarde investigando ese asqueroso trabajo sobre la historia del periodismo. Natalie y Jane llegaron sobre las nueve y media para solicitar consejo sobre los looks que llevarían a ese club, del que llevan hablando de toda la semana, localizado cerca de los Campos Elíseos. Han rebuscado toda la tarde por mi armario, volviendo a desordenarlo, después de estar más de cinco horas ordenando toda la ropa arrugada y el estropicio, que me hacía creer que mi armario era el mismísimo lugar donde el diablo, si es que existía, reclutaba a sus víctimas.
—El color negro no resalta tus ojos —opino —. Deberías decantarte por el color marrón.
—¿Y el labial?
Una joven, que apenas terminó de esparcir su maquillaje, sale de la puerta angustiada y desorientada. Ambas le dedicamos una mirada tensa y extraña.
—¡Pero pensé que llevarías un vestido o algo así!
—Te dije que no iba a llevar un vestido.
—¡No es justo! —patalea con sus zapatos —. ¡Siempre soy la última enterarme de lo que todos deciden hacer!
—Tu vestido está bien —río restregándome el pelo sobre la almohada confortable —. No deberías cambiarte.
—¡Pero ella llevará pantalones!
—¿Y?
—No quiero resultar llamativa o algo parecido.
—¿Y qué tiene de malo? —arrugo los ojos con indecisión —. ¿Te gustaría llevar ese vestido?
—Creo que sí, es bonito —afirma —. ¿Pero no crees que es demasiado abierto?
—Estará bien, Natalie —Jane interviene —. ¡Además es París, la ciudad de la moda!
—Es mi primera fiesta en un país europeo.
—Te encantará —Jane replica —. Las fiestas en París son muy diferentes a lo que estabas acostumbrada.
