𝘷𝘪𝘪. sept
𝐒𝐎𝐔𝐕𝐄𝐍𝐈𝐑𝐒 𝐃𝐎𝐋𝐎𝐔𝐑𝐄𝐔𝐗
DOMINGO. Eso puede sonar como una palabra caótica, como el último día de descanso de cualquier ocupado estudiante. Pero para nosotros ahora sonaba bien. Es nuestro tercer día en París, lo que significa que he sobrevivido tres días y que estoy completamente viva.
Ahora acabo de levantarme. Son las nueve y media, con una mañana vespertina, y aunque llevo un tiempo despierta, sin embargo, no me he atrevido a levantarme de esta confortable cama, mi espalda no duele como el infierno cuando quiero levantarme para ir al aseo. Olvido que mis amigos y yo nos hemos citado sobre la cafetería que hay abajo para tener un desayuno completo.
Al fin decido salir de aquella cama. Mis ojos, que se han mantenido apagados desde que llegué aquí, se vuelven activos, en el sitio donde la residencia está localizada, no hay unas vistas muy espléndidas, así que lo único que haré será contemplar como alumnos desconocidos salen y entran sobre esta residencia, de forma tranquila, o, al contrario, de forma nerviosa.
Oigo un fuerte golpe en mi puerta, y aunque estoy en pijama y es probable que nadie quiera verme en este estado, al final me decido a abrir la puerta. Una chica sonriente se posa frente a mí, al principio se siente algo incomoda por observar mi pijama ridículo, pero después esboza una breve sonrisa.
Es Manon, la chica francesa, que me habían asignado si necesitaba algo, o si tenía algún problema. Ella se mantiene de forma rígida ante la puerta, esperando que diga algo, o que sea amable, pero, aunque he despertado y me siento enérgica, de repente el sueño ha vuelto a mí sin poder esperarlo.
—Hola, Violet —se dispone a hablar.
Bostezo, aunque he conseguido tapar mi boca con mis dos manos, así no pareceré maleducada. Prosigue a hablar.
—¿Qué tal tus dos primeros días en París?
—Algo cansados —río —. Pero creo que estuvieron bien.
Le invito a pasar, aunque siento algo de vergüenza, por la ropa que aún no ordené, que está envuelta en una gran torre de arrugas y desorden caótico, por mi cama sin hacer y por las sillas que están desordenadas y colocadas detrás de la puerta.
—Solo vine a entregar tu horario —se sienta sobre un umbral de mi cama deshecha y sonríe.
Me siento hacia el otro extremo que queda libre, y sonrío con nerviosismo. Extiende una carpeta de color verde oscuro hacia el centro de la cama y con paciencia me deja que revise todos los documentos.
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𝐇𝐎𝐌𝐄𝐖𝐎𝐑𝐊 𝐈𝐈 ─ daft punk fanfiction.
FanfictionPARÍS, AÑO 1996 [SEGUNDA PARTE] La vida de Violet Hansen ha cambiado enormemente. Es una ocupada universitaria con una vida un poco monótona; los amigos perfectos, el novio perfecto, la reputación perfecta. ¿Pero qué pasará cuando sus amigos decid...