028 make love

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𝘹𝘹𝘷𝘪𝘪𝘪. vingt-huit

𝐌𝐀𝐊𝐄 𝐋𝐎𝐕𝐄

𝐌𝐀𝐊𝐄 𝐋𝐎𝐕𝐄

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      EL DESPERTADOR SUENA CON MÁS ENERGÍA QUE LA ÚLTIMA VEZ. Mi cabeza, que se entierra profundamente sobre una almohada de profundas medidas, se agita de un lado a otro. Me levanto como cualquier día.

     Como cualquier ajetreado día de semana.

      Pero luego miro el calendario y me siento estúpida. Recuerdo que es sábado, que las vacaciones universitarias siguen en pie, y, por lo tanto, no debería haberme despertado tan pronto.

      Vuelvo a tumbarme en la desastrosa pieza. Sabanas arrugadas, edredón empapado de maquillaje tóxico, un vestido verde que yace sobre el suelo frío de otra mañana de enero, o una chaqueta americana empapada de barro.

      Cierro los ojos reproduciendo todos los fotogramas de ayer. Desde aquel ridículo vestido, las luces exteriores de un rótulo llamativo, perteneciente a un club nocturno, una fila enorme, o unas palabras horribles acompañadas de una rotura de un papel que contenía mi nombre...

  Sintiendo que mi presencia no era importante.

       El ruido de la puerta interrumpe mis dolorosos pensamientos. Golpes que primero denotan tranquilidad, pero, que más tarde, se vuelven violentos y insistentes, cuando siento que lo mejor es que no reciba visitas.

      Los golpes se vuelven más energéticos y refunfuño con rabia tirando una almohada de mi cama hacia cualquier rincón.

   Al parecer nadie iba a respetar mi proceso de luto.

  Luto por un doble desamor.

       Me observo durante unos segundos frente al espejo. Ojos irritados, nariz enrojecida, mejillas sonrojadas, labial desvanecido sobre las comisuras de mis labios, manchas de máscara que rodean mis párpados, y mechones de cabello enredados, que bailan sobre la parte superior de mi frente.

  El look perfecto para ahuyentar a cualquier persona que tuviese el placer de visitarme.

      Giro la perilla de la puerta con poco entusiasmo. Encuentro a una joven que sonríe de forma amistosa, provocando que mi estado anímico empeore. Su camisa de estampado abstracto y su falda de tejido vaquero, hace una gran combinación con su cabello con ligeros reflejos pelirrojos, haciéndome sentir más inseguridad.

—No quieres hablar —recalca —. ¿Cierto?

—¿Qué debería contarte? —sujeto el pomo de la puerta con ansiedad —. No hay nada que decir, Jane —afirmo histéricamente —. La fiesta fue horrible, por si no lo sabías, ni siquiera logré entrar. Agradezco tus amables intentos, pero no debiste hacer nada, yo te avisé.

𝐇𝐎𝐌𝐄𝐖𝐎𝐑𝐊 𝐈𝐈 ─ daft punk fanfiction.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora