024 le dernier adieu

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𝘹𝘹𝘪𝘷. vingt-quatre

𝐋𝐄 𝐃𝐄𝐑𝐍𝐈𝐄𝐑 𝐀𝐃𝐈𝐄𝐔

𝐋𝐄 𝐃𝐄𝐑𝐍𝐈𝐄𝐑 𝐀𝐃𝐈𝐄𝐔

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      MI HABITACIÓN RESULTA UN ENORME CAOS. Cajas apiladas sobre un lado de la pared, ropa arrugada que está en proceso de ser doblada y objetos que realmente no sé dónde deberían almacenarse.

      Mi hermano Nick, permanece sentado en un lado de mi cama deshecha, sujetando lo que parece ser la última videoconsola del momento. Forcejea los ojos con concentración para adentrarse en aquel juego de autos que tanto le gusta, sin apenas ser consciente de que debería estar ayudando.

—Debimos haber contratado un servicio de mudanza —mi madre resopla con una creciente ansiedad posicionándose sobre el centro de mi habitáculo —. Será un sueño si el aeropuerto decide que podremos llevar todo esto en tu maleta.

    Mi padre, que yacía completamente tumbado sobre el diminuto tresillo que se encuentra cerca de mi cama, bufa enormemente tras observar a mi madre sobre una nube de creciente histeria.

—Karen, ¿recuerdas que somos cuatro? —ojea la cuarta página de un periódico que compró en el aeropuerto —. Simplemente puedes meterlo en la maleta de Nick y listo.

—No será suficiente —replica en forma de protesta. Se mantiene en el centro de mi modesto dormitorio para estudiar todo lo que hay al nuestro alrededor —. Necesitaremos una maleta extra.

—¿Una maleta extra? — retira el periódico como si las palabras de mi madre fuesen una enorme molestia para él —. ¿Perdiste el juicio?

     Observo la silueta de mi padre con incomode y busco una forma de detener la extraña discusión que ambos están teniendo. Pues ya no necesito más conflictos, lo que esta semana transcurrió es suficiente.

—Estaremos bien, mamá —sonrío fervientemente —. Probablemente Jane y Norman puedan traer más cosas cuando vuelvan por vacaciones —declaro —. Volverán en febrero para visitar a la familia.

—¿Estás segura de ello?

—Si, no te preocupes —afirmo —. Solo cargaremos con lo necesario.

—Esto es realmente aburrido —mi hermano Nick replica entre voces poco audibles  —. Yo pensé que al menos iríamos a visitar algo de París, o que podríamos ir a Disneyland.

—¿A Disneyland? —aprieto mis ojos —. Mocoso, siéntete suertudo si al menos puedes contemplar el centro —río irónicamente —. Es demasiado caro ir ahí —declaro —. Es más, ¿por qué no ayudas? —protesto —. No es justo que mamá y yo nos estemos dejando la piel, para que ninguno de ustedes haga algo productivo.

𝐇𝐎𝐌𝐄𝐖𝐎𝐑𝐊 𝐈𝐈 ─ daft punk fanfiction.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora