𝘷. cinq
𝐏𝐀𝐑𝐈𝐒, 𝐉𝐄 𝐓𝐄 𝐃𝐄𝐓𝐄𝐒𝐓𝐄
—¿Empacaste los pantalones de dormir?
—Sí.
—¿Qué hay del pasaporte?
—Está en mi cartera, ¡mamá!
—¿Y los documentos de embarque?
—¡Madre! —miro de forma molesta —. ¡He revisado la maleta más de cincuenta veces!
—¿Entonces no falta nada?
—¡No! —niego —. ¡Revisé todo antes de que tú llegases a atosigarme con preguntas sumamente estúpidas!
—Vuelve a revisar la maleta —ordena —. La madre de Norman no tardará en llegar.
—¡Lo haré! —mi molestia sigue creciendo interiormente.
Tengo veintiún años, nadie tenía que cuidar de mí. Sin embargo, por precaución, obedezco las órdenes molestas de mi madre. Mis manos se enredan sobre el tejido áspero de mi maleta y vuelvo a revisar que todo lo necesario vuelva a estar colocado perfectamente.
Me desplazo sobre el fondo de la maleta. Cuando mis ojos comprueban que todo sigue ahí, me alivio. Sabía que era una persona responsable y que realmente todo estaba como debería. Vuelvo a cerrar aquella larga cremallera de mi maleta, y por fin segura. He pegado un pequeño lazo de seda, para que, a la hora de recogerla, pueda identificar que es la mía, y así no tener problemas.
Antes de salir, sin embargo, me permito un tiempo para volver a contemplar mi hogar por última vez. En mi habitación, las mismas sábanas que la última vez, los mismos muebles roídos por el paso del tiempo, los mismos pósters de bandas varias que sigo teniendo desde que tenía quince años y que nunca quité por nostalgia.
Por último, el baño. Ese lugar maravilloso donde o bien decides descargarte de forma completa, o bien llorar hasta altas horas de la noche sin que nadie pueda oírte o contemplarte. Ese pacifico lugar donde puedes posarte sobre la ducha hasta altas horas de la madrugada para simplemente relajarte o dar rienda suelta a tu imaginación.
Apago la luz de aquel baño y suelto un suspiro de profunda tristeza.
Bajo sobre la cocina, que también contemplo de forma nostálgica. Las mismas tazas de dibujos extraños que mi madre coleccionaba, el mismo bote donde guardaba las galletas artesanas que solía hacer para alimentarnos. La misma mesa de madera, las botellas de agua mineral natural, o una estantería donde guarda varias cucharas, y utensilios varios de cocina.
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𝐇𝐎𝐌𝐄𝐖𝐎𝐑𝐊 𝐈𝐈 ─ daft punk fanfiction.
FanfictionPARÍS, AÑO 1996 [SEGUNDA PARTE] La vida de Violet Hansen ha cambiado enormemente. Es una ocupada universitaria con una vida un poco monótona; los amigos perfectos, el novio perfecto, la reputación perfecta. ¿Pero qué pasará cuando sus amigos decid...