023 décisions difficiles

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𝘹𝘹𝘪𝘪𝘪. vingt-trois

𝐃𝐄𝐂𝐈𝐒𝐈𝐎𝐍𝐒 𝐃𝐈𝐅𝐈𝐂𝐈𝐋𝐄𝐒

𝐃𝐄𝐂𝐈𝐒𝐈𝐎𝐍𝐒 𝐃𝐈𝐅𝐈𝐂𝐈𝐋𝐄𝐒

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     TOMO EL TELÉFONO POSADO SOBRE UN EXTREMO DE LA PEQUEÑA MESA CON INDECISIÓN. Cada vez que mis dedos deciden marcar los números exactos con la intención de telefonear a mi madre retrocedo un paso en falso. Siento como mi corazón late con punzadas agilizadas, como mi mente se nubla, como mis ojos se vuelven apagados y como las palmas de mis manos sudan como si ahora estuviese posada sobre un desierto de pánico.

      Observo la maleta de gigantes proporciones, apoyada sobre un extremo de la pared, cubierta de ropa que tal vez nunca me atreví a llevar puesta, o de objetos que serán necesarios para mi vuelta. Refunfuño fuertemente y vuelvo a caminar un paso delantero para de una vez por todas ser valiente y producir esa llamada.

     Los toques de aquel teléfono son contundentes y a medida, que se escuchan más forzosamente, más crece mi terrorífica ansiedad.

—¿Violet?

     Mis ojos se vuelven desorbitados. Empiezo a sentir otra oleada de pánico, que me hace sentir que las palabras quedaron estancadas sobre mi paladar y ahora simplemente no puedo hablar.

    ¿Estaría tomando la decisión correcta?

    ¿Era realmente huir de todo, cobardemente, lo correcto, porque tal vez, no estaba lista para enfrentarme a la verdad?

—Hola, mamá.

    Mi madre esboza una risilla ligera.

—Llamaste por qué...

    Esbozo un suspiro ahogado.

—¿Lo decidiste?

—Creo que sí.

—Ya sabes, que no estás obligada a volver a Seattle, si sientes que quieres quedarte en París y seguir estudiando en aquella universidad que tanto te gustaba...— declara abiertamente —, es una oportunidad buena para tu expediente, pero tal vez... puedas hacerlo en otro momento.

—No —niego velozmente —. Está decidido, voy a volver a casa, me apuntaré a aquel programa que tanto esperé por meses y iré a la universidad...

      Siento una falta de aire repentina, mis ojos se humedecen con fuerza, y trato de ocultarlo, fingiendo una pausa pensativa.

—Y le pediré a Richard, las disculpas que se merece, por que siento que...

—¡Oh, él te adora, cielo! —exclama sin apenas ser consciente de la situación que me rodea —. Preguntó por ti varias veces, al parecer le interesa saber como te encontrabas allí, y si estabas pasándolo bien.

𝐇𝐎𝐌𝐄𝐖𝐎𝐑𝐊 𝐈𝐈 ─ daft punk fanfiction.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora