037 nuit à montmartre

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xxxvii. trente sept

𝐍𝐔𝐈𝐓 𝐀 𝐌𝐎𝐍𝐓𝐌𝐀𝐑𝐓𝐑𝐄

—Putain, la espalda me está matando

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Putain, la espalda me está matando.

      El ojiazul toma una de las cajas que contiene la mesa de mezclas que el aclamado dúo ha estado usando para su live show en aquella radio francesa observando el horrible automóvil rosa de su mejor amigo.  Los cables auxiliares siguen en su sitio, así que eso parecía una buena señal.

—No debiste haberte empeñado en que hiciéramos esto solos, Guy —Thomas responde sosteniendo aquella mochila repleta de vinilos —. Te avisé de que llevaba demasiado.

—¿Y traer a Pedro? —contesta irónicamente —. No, Thomas. Ya fue suficiente esta tarde. ¿Sabes que se pasó media hora pidiéndole al técnico de sonido caramelos Sugus?

—¿Hizo eso?

—¡Claro que lo hizo! —replica con un tono de molestia —. Te juro que últimamente no lo aguanto. Ya sé que solo trata de ser divertido y que es algo natural en su carácter, pero está demasiado pesado. Será una auténtica pesadilla cuando vayamos a Suecia.

—¿A Hultsfred?

Ouais, ouais —contesta —. No sabes la última tontería que se le metió en esa cabeza que tiene. Quiere alquilar un recorrido en bicicleta para contemplar, según él, los bosques más profundos del pueblo. ¿Crees que tendremos ganas de hacer algo así?

—¿Por qué no? —ríe y eleva los hombros —. Sería bueno hacer algo diferente. Ya sabes, entrar en contacto con la naturaleza, y esas cosas. Los hoteles con vistas inexistentes comienzan a ser algo agotadores. Deberíamos pedirle a Virgin que escojan hoteles más lujosos, ¿no crees?

—No me puedo creer que puedas defender algo así. ¿Qué quieres? ¿Qué acabemos con picaduras de serpiente? —esboza una media sonrisa y agita la cabeza rechazando la primera idea del rizado.

—Mira las ventajas —responde tomando una de las máquinas de ritmos enterrada en otra caja de cartón —. Si Pedro se pierde en el bosque no tendrás que soportarlo durante días. ¿No pensaste en eso?

—Pensándolo así... —voltea el empaque de aquel misterioso vinilo olvidando las palabras de su compañero musical por unos instantes —, no resulta tan malo como pienso. Pero prométeme que si se pierde no volveremos a buscarlo nunca más, mejor que se quede allá. No creo que sea tan malo para él, conociendo su carácter, es probable que acabe haciéndose amigo hasta de los sapos que se escondan en la hierba.

      Thomas ríe con energía. Acaricia el rapado de su mejor amigo con cariño y propicia un golpe en su hombro, como si los viejos tiempos estuvieran presentes. No recuerda a Guy-Man con un aspecto tan diferente. Solía estar acostumbrado a aquella larga melena, que recaía sobre sus hombros, la cual envidiaba frente a su cabello rizado enredado. Su nariz pequeña seguía siendo la misma, pero su rostro se había vuelto más adulto, más rudo. Contempla la barba del joven y el rapado radical con una gran curiosidad.

𝐇𝐎𝐌𝐄𝐖𝐎𝐑𝐊 𝐈𝐈 ─ daft punk fanfiction.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora