Märkit
13 de Abril – 9:46
Inazuma – Tenshukaku – Sala de reuniones
¡Las malditas humanas no aguantaban nada! Tras una sola sesión en aquella sala, la encontré muerta al día siguiente. Había sido un desperdicio de dinero.
Con gusto me hubiera llevado a la sangre azul Kairi a mi harem, pero, no sólo debía competir con otros generales con ella, sino que también el Rey evadía el tema de su marcaje de forma constante.
Había muchas actitudes sospechosas en torno a Su Majestad. Tenía la ferocidad de un monarca de Serphiat. No obstante, tras aquel tiempo, cualquier otro ya tendría un harem numeroso. Él, en cambio, decía tener una sola criatura, que Reus aseguraba que era ultrapoderosa. Y lo mismo sucedía con el heredero, quien era temible, pero su harem también daba pena.
Era una vergüenza.
-Märkit: ¿no os vais a apuntar tampoco esta vez a la Casa Roja, Su Majestad? –pregunté, a finales de la reunión de hoy. Todos íbamos a ir salvo el monarca-. Hoy traerán a mujeres de Sumeru, ¡muy exóticas!
-Däriel: tengo asuntos de los que encargarme, general Märkit –insistió, impávido.
Estaba harto y, tras la muerte de mi última y cara posesión, de muy mal humor.
-Märkit: ¿acaso le teméis también al sexo como su sobrino, Su Majestad? –se me escapó.
Se dio un tenso silencio, en el que los generales me contemplaron con cierta estupefacción. Y, después, llevaron su vista al Rey para avistar su reacción.
Una reacción que no tardó en aparecer. Clavó sus intimidantes ojos verdes sobre mí, mientras una energía siniestra lo envolvía.
-Däriel: ¿temer? ¿yo? –su tono fue escalofriante, debía admitirlo-. ¿Estás poniendo en duda mi hombría, general Märkit?
Temblé en mi fueron interno. Su expresión, en aquel momento, era como la de un verdadero demonio.
-Märkit: ¡no, no, no! ¡Por supuesto que no, Su Majestad! –dije apresuradamente.
Sonrió como el diablo que parecía:
-Däriel: ¿cuál es tu concubina favorita, general Märkit?
***
Tartaglia
13 de Abril – 9:52
Inazuma – Tenshukaku – Sala de reuniones
Hoy, durante la reunión con los generales, pasó un suceso extraño. Un guardia salió de la estancia y, un rato después, trajo a una mujer que metió dentro.
Escuché como si alguien colocara algo pesado en una mesa.
-Mujer: hmmm... -escuché a lo lejos gemidos de placer-. Su Majestad, besáis tan bien...
Abrí los ojos como platos, y acerqué la oreja a la puerta.
No obstante, los ruidos que vinieron a continuación eran fáciles de escuchar. Eran repetitivos e intensos, hacían eco en el lugar e incluso en el pasillo.
-Mujer: ¡Aaaah! ¡Aaah, Su Majestad! –gemía ahora con más fuerza, mientras escuchaba como chirriaban las patas de la mesa-. ¡Aaaaaah! Si lo hacéis así desde el principio, voy a enloque... ¡AHHH! –se dio un golpe más fuerte-. ¡FOLLADME! ¡AH!
-Reus: ¡Jajajajaja! ¡Dadle más duro, Su Majestad, que es lo que quiere! –vitoreaba, como un asqueroso.
Aunque no era el único que lo estaba animando ahí dentro.
"¿Dä-Däriel?", mi mente se quedó en blanco.
Y, en aquel momento, tuve que olvidarme de que mi Däriel estaba ahí dentro. Quien estaba, en realidad, era el Rey de Serphiat.
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El Pecado del Alquimista 12 [+18] (Genshin Impact)
FanfictionDuodécima parte de El Pecado del Alquimista. La verdadera batalla se librará en el mundo de los sueños.