Nathaniel
En lo onírico
Aquella noche, ocurrió algo extraño cuando me proponía continuar con la tortura de Scaramouche. De nuevo tenía una petición para mí, a su forma autoritaria por supuesto:
-Scaramouche: tienes que acompañarme –ordenó, pese a que, con un solo pie, lo mantuviera contra el suelo del mar de nubes que nos rodeaba.
-Nathaniel: ¿a dónde iba a ir contigo? –inquirí, irónico.
Iba a seguir presionando mi bota sobre él, pero lo que pronunció me interesó enormemente:
-Scaramouche: creo que ya he averiguado cómo llegar hasta Kairi –anunció como si nada.
-Nathaniel: ¿qué? ¿Cómo ibas a saber tú...?
Era consciente de que podía ser una burda mentira. No obstante, me fue inevitable permitirle seguir hablando, pues, en su momento, ya había dado un extraño indicio de preocuparse por mi hermana (por supuesto sería porque, si ella moría, él también lo haría).
Retiré el pie.
-Scaramouche: el Destino me concedió un gran poder onírico, sólo que Kairi me lo bloqueó cuando me marcó para que no lo usara contra ella –explicó, levantándose de nuevo. Era extraño verlo de pie, siempre había estado por debajo de mis rodillas hasta ahora-. Pero desde que se quedó dormida, parece que he podido volver a utilizarlo.
-Nathaniel: ¿y por qué quieres que yo te acompañe hasta ella? –quería conocer su respuesta, pues me era sospechoso.
-Scaramouche: si donde está es donde creo que es... sólo tú podrás sacarla de ahí –tenía más que claro.
-Nathaniel: ¿porque soy un dragón?
Negó con la cabeza, ahora sin sombrero.
-Scaramouche: porque eres su hermano.
***
Nathaniel
En lo hondo onírico
Scaramouche me dejó a las puertas de la terrible zona, atestada de tinieblas y luego desapareció. Hubiera considerado que aquello era, efectivamente, una trampa; de no ser porque rápidamente identifiqué a Kairi a lo lejos.
Mis piernas se movieron al instante.
-Nathaniel: ¡Kairi! ¡Kairi! –gritaba su nombre de forma incesante-. ¡Kairi!
Estaba absolutamente encadenada, no podía moverse un centímetro y ni siquiera tenía los ojos abiertos.
-Nathaniel: ¿Kairi? –traté de despertarla.
No obstante, al igual que en la realidad, parecía una tarea imposible.
-¿?: menos mal que te han guiado hasta aquí, porque ya no me quedaban más fuerzas para ello –pronunció alguien invisible a mi lado, que, tras procesar su voz, reconocí. Era mi abuela-. Guardo un último hechizo para lo que viene ahora, si quieres usarlo para rescatarla.
-Nathaniel: ¿qué le ha pasado, abuela? –debía reunir información antes que nada.
Sentí que se alegró de que de nuevo la identificara. Aunque no lo expresara en palabras, lo percibí en su energía.
-Daphnariam: Kairi ha apresado su propia alma –no sonaba nada bien-. Para deshacer semejante condena, tienes que convencerla de que ella misma quiera hacerlo.
A lo lejos, se escuchaban los filos de unas espadas chocando entre sí, pero no le di importancia. Toda mi atención estaba en mi hermana.
-Nathaniel: lo haré –dejé claro-. Todo lo que sea necesario para traerla de vuelta, lo haré.
-Daphnariam: tú también amas incondicionalmente, ¿eh? –pronunció con un notable orgullo en su voz.
-Nathaniel: ¿también?
Hizo caso omiso de mi pregunta. Tal vez ahora tampoco teníamos mucho tiempo.
-Daphnariam: puedo enviar tu alma a la pesadilla en la que se encuentra atrapada tu hermana, pero no hay certeza de que ninguno de los dos salga de la misma –quiso dejar claro-. Yo me quedaré sin energías incluso para traerte de vuelta a ti. Estarás solo... ante lo que sea que suceda en su pesadilla.
-Nathaniel: hazlo cuanto antes –rogué-. No quiero que sufra un segundo más.
-Daphnariam: ... ojalá podáis ver lo que hay en vuestros corazones –dijo de pronto-, porque es hermoso. –Se dio un breve momento, quizá para prepararse-. Tengo ahora una familia maravillosa.

ESTÁS LEYENDO
El Pecado del Alquimista 12 [+18] (Genshin Impact)
FanfictionDuodécima parte de El Pecado del Alquimista. La verdadera batalla se librará en el mundo de los sueños.