Capítulo 79

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Däriel

En lo onírico

Intenté acceder a su alma directamente, pero, de alguna forma, estaba bloqueada. Era la primera vez que me sucedía. Aquello me aterró y sólo me hizo más consciente de la gravedad de la situación. Por ello, estando de nuevo allí, en aquella masa infinita donde el espacio no era más que una quimera, me enfrenté a la realidad: encontrar a Kairi en el onírico sin poder percibir su alma, era como buscar una aguja en el universo. Una tarea, prácticamente, imposible. Y, sin embargo, no lo dudé.

Apartando de mi mente la imposibilidad de poder examinar cada capa y rincón del mundo de los sueños, simplemente inicié mi búsqueda.

En cuanto la analicé en la cama, supe que Kairi estaba atrapada en lo onírico. No sabía ni cómo ni por qué, pero yo ahí estaba.

No iba a quedarme de brazos de cruzados, la traería de vuelta... fuera posible o no.

-¿?: y hay alguien al fin en tu corazón, pero sigue sin haber futuro en tu mirada –escuché una voz femenina que me dejó paralizado.

"¿Madre?", la había reconocido casi al instante, aunque no fuera capaz de verla.

-Daphnariam: mi nieta adolece del alma, necesita que alguien purifique sus fantasmas –explicó, a mi derredor-. Te llevaré con ella.

***

Däriel

En lo hondo onírico

A medida que seguía el orbe lumínico que me servía como guía, me dirigía, no sólo a capas más profundas, sino también a unas especialmente oscuras. Las nubes blancas de mi derredor fueron tornándose cada vez más tenebrosas y negras. "¿Cómo había llegado Kairi hasta allí?", me preguntaba, muy confuso y aún más preocupado.

Cuando la identifiqué al fin entre las tinieblas, corrí hasta ella.

-Däriel: ¡Kairi! –grité, con una mezcla de emociones.

No obstante, cuando analicé mejor cómo se veía, entré en pánico. Gruesas "cadenas" la mantenían firmemente rodeada y anclada al suelo. Y yo conocía muy bien aquellas cadenas forjadas con magia onírica... las había creado en más de una ocasión.

-Däriel: ¿has...? ¿Has apresado tu propia alma de forma definitiva, Kairi? –quedé boquiabierto-. No... No... ¡¿Cómo te has podido hacer esto?!

La peliverde, al igual que en la realidad, no respondía... No podía hacerlo. Se había sentenciado a sí misma a perderse en su propio mundo de pesadillas internas.

Y agonicé porque sabía la teoría: el único que puede levantar el apresamiento de alma definitivo era quien lo había impuesto.

Devastado, caí de rodillas ante ella y apreté mis puños. "¡¿Qué voy a hacer?! ¡¡Yo sólo sé destruir!! No sé sanar almas, sólo sé... hacerlas sufrir", el pánico se estaba apoderando de mí.

Había apresado innumerables almas en el pasado, pero, en efecto, no sabía cómo liberar a una sola.

-Däriel: no... no... no... -realmente no sabía qué hacer.

Entonces, sentí una amenazante energía en las cercanías. En el acto, tuve que reaccionar y apartarme.

Un segundo después, una espada geo se clavó donde yo antes había estado sufriendo una crisis existencial.

Eché la vista hacia el lugar desde habían lanzado el arma.

-Däriel: tú... ¿tú qué haces también aquí? –mi sorpresa no tuvo parangón-. Oh... Ahora lo comprendo todo.

Y activé mi poder.

El Pecado del Alquimista 12 [+18] (Genshin Impact)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora