Capítulo 89

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Däriel

En lo hondo onírico

Logró hacerme una herida seria en el brazo izquierdo, lo que me impidió su movimiento. Podía seguir usando los orbes, pero hasta ellos temblaban ahora ante los de mi padre. "¿Qué voy a hacer ahora? ¡No puedo morir, no debo morir!", gritaba en mi fuero interno.

-Haakön: tu derrota es inevitable, así que yo me encargaré de que no puedas regresar –sentenció, al mismo tiempo que caminaba con su espada hacia mí.

Tenía que parar el siguiente ataque como fuera, por lo que se me ocurrió intentar ganar algo de tiempo para poder recuperar el aliento y pensar en una mejor estrategia.

-Däriel: ¿por qué utilizar a Kairi? ¿Por qué a ella? –intenté sacar tema de conversación.

-Haakön: aunque su poder onírico aún estuviese por explorar, con sólo sentir desesperación, pudo alcanzar las capas más aterradoras del onírico –pareció querer hablar de aquel asunto, probablemente porque lo consideraba un triunfo-. Así que fue fácil darle caza y manipularla a mi antojo. Es una mujer, al fin y al cabo.

-Däriel: ¿sólo las mujeres tienen sentimientos? –repliqué.

Se detuvo a escasos metros de mí.

-Haakön: nosotros sabemos controlarnos –sonrió, soberbio.

No pude evitarlo:

-Däriel: fuiste tú quien me pidió desesperadamente un abrazo hace relativamente poco.

Se le borró la sonrisa por completo.

-Haakön: ... no se volverá a repetir –realmente se enfadó.

"La idea era ganar tiempo, no darle más ganas de acabar conmigo cuanto antes", me sentí como un idiota.

Retomó el paso.

No obstante, tuvo que volver a detenerlo porque algo extraño se clavó en su camino. En aquel momento, ni siquiera yo reconocí aquella arma.

-¿?: ¡ni se te ocurra acercarte más a mi chico, escoria! –amenazó alguien más en el oscuro lugar.

-Däriel: no... -al comienzo quise negarme a la idea de que él hubiese enloquecido tanto como para venir también al onírico.

Pero Tartaglia precisamente era un maldito loco inconsciente.

-Haakön: ¡¿tu qué?! –repitió, impactado.

Esta vez yo fui quien sonrió:

-Däriel: su chico –repetí, fingiendo completa naturalidad.

Los ojos de mi padre se abrieron como platos. Parecía estar cerca del infarto.

-Haakön: ¡¿QUÉ?! –su guardia cayó en picado.

-Däriel y Tartaglia: ¡la oportunidad!

"Al final... el amor también podía hacerte inmensamente fuerte", recuperé al instante el aliento, con las energías restablecidas.

El Pecado del Alquimista 12 [+18] (Genshin Impact)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora