El Pecado del Alquimista 12 [+18] (Genshin Impact)

Capítulo 49

Däriel

12 de Abril – 21:19

Inazuma – Tenshukaku

Sacar a Aoi de la prisión fue también arriesgado, pero ella supo ganarse al departamento de sanadores y, además, saber comportarse en general. Además, aunque los soldados la despreciaran por su aspecto y naturaleza humana, al menos era una mujer, por lo que aquello tranquilizó un poco a los generales.

-Ghör: a veces pensé que el heredero tenía únicamente inclinación por los hombres –comentaba, sosteniendo una copa de vino en su mano derecha-. Desde que lo nombró su entrenador, no se separó de ese salvaje ni un solo momento. Ni siquiera por las noches.

"No es que tenga inclinación por los hombres, es que mi sobrino no piensa en otro ser que no sea Xiao", por supuesto pensé, pero no pronuncié.

Me habían preocupado sus palabras.

-Däriel: ordené que nadie se mantuviera en las cercanías de sus aposentos por la noche –recriminé, molesto.

-Ghör: ¡y nadie se mantuvo en las cercanías, Su Majestad, ni siquiera yo! –corrigió casi al instante-. Pero no todos dormiríamos con nuestro entrenador, ¿no creéis? Es evidente que no sólo dormían.

"Supongo que no todos pueden ser del todo idiotas", pensé, aún más preocupado.

-Ghör: pero se comportó como un hombre con la diosa, ¡así que qué importará! –asintió con la cabeza y dio un sorbo-. Varios de nosotros hemos tenido orgias con ambos géneros. Sólo que a veces...

-Tartaglia: ¿y qué hace un secretario tan diligente en su día a día? –fingió tener curiosidad por él, con evidente intención de desviar el tema.

No obstante, funcionó. El secretario se sintió muy elogiado (para su entendimiento, debió ser incluso de mayor orgullo que la "poderosa criatura" del Rey le hablara) y comenzó a contar cómo organizaba el día de Nathaniel paso por paso. Era un martirio, pero al menos así no hablábamos de la posibilidad de que estuviera enamorado de Xiao.

Agradecí internamente a Tartaglia.

No sería fácil, pero protegería a mi sobrino de aquellos tiburones. Y, para ello, lo más conveniente era que aquel amor se mantuviera en secreto. Cualquier sentimiento romántico, por muy bello que fuera y más aún si era por otro hombre, sería signo de debilidad y malgasto.

Signos que no debían estar presentes en el heredero de Serphiat.

Y, entonces, en pleno baile, se escuchó un grito del nivel de un estruendo. Se escuchó por todo el edificio:

-Nathaniel: ¡¡¡¡¿¿¿XIAO???!!!!