El Pecado del Alquimista 12 [+18] (Genshin Impact)

Capítulo 15

Secretario Real Ghör

11 de Abril – 9:47

Inazuma – Afueras de la Ciudad de Inazuma

Debía admitir que Xiao era un entrenador más que diestro y, sobre todo, que nuestro heredero requería urgentemente de sus enseñanzas. Para ser un dragón ultrapoderoso, el Príncipe era pésimo con las armas y con la agilidad. ¡Demasiado joven y lleno de inexperiencia! Era el peliverde enfrentarlo, y no tardaba en salir volando su espada tras unos golpes con aquella lanza de jade.

Tendría que aumentar las horas dedicadas a su entrenamiento, pero estaba contento con lo que veía. Lo único que no me gustaba era lo siguiente:

-Xiao: inútil... -insultó a nuestro heredero, dejándome boquiabierto-. ¡¿No sabes ni sostener una espada?!

-Ghör: ¡¿cómo osas despreci-?!

Una vez más, Su Alteza me interrumpió. Él ahora estaba en el suelo, con su arma a unos metros tras haber salido volando.

-Nathaniel: es mejor que sea... -buscó el término adecuado- estricto conmigo si quiero progresar, ¿no es así, secretario? –inquirió, entre jadeos de cansancio.

-Ghör: sí, pero... -mascullé entre dientes-. ¡Arg, como deseéis, Su Alteza! Veo que estáis haciendo lo que debéis, así que os dejaré continuar. Tengo algo urgente que hacer.

Y marché.

***

Xiao

11 de Abril – 9:52

Inazuma – Afueras de la Ciudad de Inazuma

La seriedad que mantenía durante el día, me ponía de muy mal humor. Contemplar su rostro inexpresivo era lo que peor llevaba de aquel nuevo tiempo. Reducía su actuación por la noche, cuando estábamos en su habitación, pero, incluso en esas circunstancias en las que estábamos a solas, tenía que aguantar tonterías como el maldito bozal.

Y puede que pagara un poco mi frustración en los entrenamientos.

-Xiao: levántate, coge tu espalda y ven a por mí –ordené, tratando de contener mi mal humor. Aunque no poniendo mucho esfuerzo en ello.

-Nathaniel: sí –acató, aunque con tono indiferente.

Algo en mí me pedía a gritos que lo llevara al límite para sacarle alguna reacción. No obstante, debía contenerme.

O, ahora que estábamos al fin a solas, quizá no tanto.