El Pecado del Alquimista 12 [+18] (Genshin Impact)

Capítulo 17

Nathaniel

11 de Abril – 10:27

Inazuma – Afueras de la Ciudad de Inazuma

"Si consigues que no te cace durante media hora, no intentaré quitarte el bozal esta noche, Su Alteza", pronunció. Acto seguido, pregunté si podía usar mis alas y él accedió, puesto que, según él, sólo así tendría una mínima oportunidad.

Aunque, por supuesto, no valía simplemente volar muy alto.

Era una buena recompensa. ¡Una noche tranquila! Por tanto, no lo dudé. Cuando empezó a contar el tiempo, dándome unos pocos minutos para poder distanciarme, activé mi poder y salí volando por la zona.

-Nathaniel: ¡casi! –sonreí sin querer, cuando estuvo a punto de alcanzar mi espalda.

"La sonrisa, Nathaniel, ¡la sonrisa tonta!", me recriminé a mí mismo, por el temor a que alguno de aquellos gladiadores estuviese vigilándonos.

No obstante, no fue la última que se me escapó durante aquellos minutos. De alguna forma, el entrenamiento se tornó un bello momento con Xiao. Y así... así era imposible no sonreír.

-Xiao: ¿pretendías huir por aquí? –ironizó cuando se teletransportó delante de mí, obstaculizándome el camino.

Lo peor de todo: él, pese a estar pisándome los talones, no parecía siquiera estar esforzándose.

-Nathaniel: ¡ya no! –sonreí, burlón, de nuevo sin quererlo. Y traté de escapar por otra vía, que él de nuevo obstaculizó-. Oh... -fue acercándose a mí, a paso decidido, y yo comencé a dar pasos atrás.

-Xiao: ¿entonces por aquí? –inquirió, con un tono altivo que me hizo arder.

"Apenas deben quedar dos minutos para que termine la media hora. Si aguanto un poco más...", pensaba, intentando pensar alguna estrategia.

Sin embargo, su rostro de nuevo me bloqueaba por completo. Era demasiado débil a él, muy débil...

-Nathaniel: supongo que tampoco, ágil entrenador –contesté, también con cierta malicia que, en aquella ocasión, le hizo sonreír a él.

Amaba esa sonrisa.

Titubeé ligeramente, pero me recompuse cuanto antes. Me concentré y, tras ser impulsado por mis alas, huí del lugar tanto como pude. Sentía cómo el viento se rompía a mi paso, hasta que acabé deteniéndome en un claro del bosque.

Miré a mi derredor: no lo veía por ninguna parte.

-Nathaniel: ¡lo logré despistar! –celebré, siendo consciente que ya sólo quedarían unos segundos para conseguir mi victoria.

Entonces, en pleno júbilo, sentí un fuerte golpe en mi trasero.