Capítulo 30

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Yae Miko

11 de Abril – 18:59

Inazuma – Tenshukaku – Aposentos del Príncipe Heredero

Con los brazos extendidos a los lados debido a las gruesas cadenas, Nathaniel se removía sobre sí mismo. Sus mejillas iban enrojeciéndose y le era cada vez más difícil hablar.

-Nathaniel: calor.... Ah... mucho calor –musitaba, como podía. Su tono era bastante... atractivo ahora mismo.

No era la primera vez que veía a una persona bajo los efectos de un afrodisíaco, pero debía admitir que en el pelirrubio eran especialmente "magnéticas". No podías dejar de mirar a aquella belleza.

-Yae: te está doliendo, ¿verdad?

-Nathaniel: no te preo... ah... -veía cómo apretaba los puños, tratando de aguantar lo imposible.

Estaba sufriendo, y perdiendo el raciocinio.

"Lo siento, Ei, parece que no tengo alternativa", suspiré, aunque no me dolía en absoluto, y menos ante aquella estampa.

Fui desabotonándole aquella camisa de aspecto militar pero al mismo tiempo elegante, lo cual no fue tarea fácil, pues tenía cuerdas doradas cayendo de la hombrera y se entrometían en mi camino.

"Qué bien te queda este traje... Aunque te va a durar poco", reí en mi fuero interno. Siempre me había parecido un príncipe, y ahora lo era del todo.

Cuando tuve al fin su perfecto y desnudo torso ante mí, me fue inevitable sonreír. Parecía esculpido por los dioses.

-Yae: me encargaré de ti... Su Alteza –pronuncié en tono de broma, para aligerar el tenso ambiente.

Quitarle el cinturón fue más fácil.

"Uhhh... ¡Y encima buen tamaño!", me recibió su endurecido pene nada más bajarle toda la ropa inferior. Se veía cómo una gran y pétrea torre más que apetecible.

Nada más rozar, ligeramente, su pene con la punta de mi lengua... gimió intensamente:

-Nathaniel: ¡Aaaah! –me acaloró aún más. Su sensibilidad debía haberse intensificado por la alquímica bebida.

Yo sabía bien cómo tratar un miembro viril, así que inicié los "ejercicios" con mi mejor destreza. Acaricié la torre de arriba abajo con la lengua, hasta que la envolví entre mis labios. Fui succionándolo con cierta ansiedad.

Sus piernas temblaban.

-Nathaniel: ah... ah... -jadeaba continuamente, provocándome que removiera mis propias caderas. Estaba deseosa de devorar cada rincón de su maravilloso cuerpo.

Lo saboreaba sin parar.

-Yae: hmmm... -realizaba ruidos de gusto, como si estuviera degustando el mejor de los helados.

Contemplaba su rostro a cada rato, y, por su expresión, podía advertir cómo ya no quedaba nada de razón en él. De hecho, lo siguiente que pronunció me lo confirmó:

-Nathaniel: Xiao... ¡AH, XIAO! –debía estar delirando.

Se corrió.

El Pecado del Alquimista 12 [+18] (Genshin Impact)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora