Capítulo 51: La madre de Hades

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(Actualizacion 1/2)

Capítulo 51: La madre de Hades

Llegamos a la casa de Hades después de unos minutos, mis manos estaban frías y el nerviosismo se apegaba a mi pecho, es decir, había estado con Hades muchas veces, pero siempre quería más, lo deseaba, anhelaba, creo que estaba completamente enamorada de él, ahora tenía que dejar a cualquier posible pretendiente para enfocarme en nuestra relación, porque si el caso fuera al revés, a mí tampoco me gustaría que le siguiera el coqueteo a otras chicas y le aceptara regalos.

Esta era una relación, así que intentaría poner de mi parte para que funcionara.

Bueno eso no significaba dejar de lado mis amistades, solo... marcar una línea de amistad.

Observé como Hades se bajó de su camioneta, seguía sin camisa mostrando su deslumbrante torso, pasó una mano por su cabello mientras se diría a mi auto para abrirme la puerta, aun así, sentía que había entrado en una especie de shock embobado de su belleza.

«Reacciona Nube».

Pestañeé un par de veces tomando la mano que me ofrecía para ayudarme a salir del auto, cerró mi puerta y ahí estaba yo, simplemente viéndolo sin camisa notando algunas pecas de su espalda musculosa y su cabello con destellos brillosos a la luz de la casa que irrumpía la noche.

-¿Vas a seguir mirándome asi?

Ay santa vacas, pero es que si me sonríes así...

Aclaré mi garganta.

-¿Así como? -dije haciéndome la que no entendía.

Hades dio un paso hacia mí de modo que nuestros pechos se rozaron, sus ojos analizando mi rostro cuando dijo:

-Como si quisieras que te pegara de capó del Lamborghini. -inclinó el rostro de modo que su nariz rozó la mía para continuar en un susurro: - Como si quisieras... que te consumiera en gemidos al hacerte mía otra vez.

Dejé de respirar, relamí mis labios deseando que me besara mientras todo mi cuerpo volvió a calentarse en cuestión de segundos por sus palabras, cuando de repente se alejó de mí como si no se hubiera dado cuenta de lo que ocasionó jalándome con él hacia la casa aun con mi mano tomada.

Este hombre iba a enloquecerme de deseo.

No podía explicar por qué me sentía nerviosa, pero siendo sincera he vivido más emociones desde que conocí a Hades hace un mes que en mis 20 años de vida.

Entramos a la casa, como siempre todo estaba limpio, arreglado y sofisticado como la última vez que estuve aquí, se sentía como si hubiera sido una eternidad y no una semana apenas.

-¿Quieres algo para beber? -preguntó Hades.

-Si por favor. -dije.

-¿Vino o agua? -preguntó.

-Vino.

Un poco de alcohol para calmar mis nervios.

Hades fue a buscar las bebidas y yo deambulé por la casa un poco quedándome frente al cuadro que había visto la primera vez de la mujer de espaldas viendo el horizonte, observándolo, los colores cálidos del atardecer que disminuían en colores fríos en el azul y negro en un contraste hermoso... era como si pasara de la felicidad a la soledad, una mezcla entra la alegría y la tormenta, mucho dolor en la felicidad... podría mirar el cuadro por horas sin cansarme.

-¿Te gusta mucho el cuadro? -preguntó Hades al verme de pie frente al cuadro, se acercó ofreciéndome una copa de Vinotinto, la tomé gustosa.

-Me llama mucho la atención -admití-, transmite mucho, es como si se pudiera sentir.

Hades me miró con cierto interés sin decir nada, voltee a mirarlo sin saber qué estaba pensando él.

-¿No la sientes? -pregunté.

-Claro -dijo-, por algo está en mi sala.

Uh.

-Dime tú -dije-, ¿Qué ves?

Quería ver si reflejábamos el mismo sentimiento, Hades miró el cuadro y dijo:

-A mi madre.

¿Qué?

¿Su madre?

-¿Por qué? -dije sin entender.

Hades no despegó la mirada del cuadro, como si pudiera sumirse en el recuerdo.

-Ella le gustaba pintar -admitió para mi sorpresa-, pasaba horas en el patio de la casa pintando, hasta que se retrató a ella misma.

Vaya... eso no me lo esperaba.

De hecho, nunca me hubiera esperado que Hades hablara al menos un poco de su vida.

-¿Ella es tu madre? -pregunté observando la mujer en el cuadro de espaldas, no se le veía el rostro, solo la silueta de su cuerpo y su cabello largo rozando sus caderas.

Hades me miró y estiró la comisura de sus labios como única respuesta.

-¿Ves estos destellos debajo de su cabello? -dijo señalando el cuadro en la parte de su vestimenta.

Vi a lo que se refería y afirmé con la cabeza.

-Rosado. -susurré.

-Rosado -afirmó-, ella amaba el rosado.

Oh... vaya.

OH.... VAYA.

Me quedé por un momento procesándolo, su madre amaba el rosa, por eso él... tenía ese gusto por verme vestida de rosa.

Joder eso era... algo perturbador.

-¿Por eso tienes un fetiche por el rosa? -pregunté sin querer parecer que lo acusaba, no quería incomodarlo ahora que parecía abrirse un poco conmigo.

-Ese color me trae tranquilidad -explicó-; amor, relajación, todo lo que mi mamá era.

¿Uh?

Tragué pesadamente saliva y bebí casi todo mi vino de un solo sorbo, esa confesión me dio mucha intranquilidad.

-¿Cada vez que me ves de rosado... -murmuré luego de un momento- piensas en tu mamá?

Hades se quedó callado, lo miré, evidentemente él ya no quería seguir hablando porque sabía que estaba perturbada...

Pero maldición esto no me lo esperaba.

-Háblame. -murmuré intentando no parecer asustada ni perturbada pero ahora mi curiosidad había crecido un montón.

-No me presiones. -dijo Hades.

Oh no...

Genial, lo había alejado cuando se quería abrir conmigo.

Maldita sea y mis gestos inconscientes que me delataban.

-Lo siento -dije-, pero no estamos avanzando si cada vez que pregunto me evades.

Se quedó callado.

Creo que ya no iba a seguir hablando, sin embargo, era un gran descubrimiento.

Mordí mis labios y murmuré:

-Sé que son temas que no te gustan conversar, pero... aquí estoy por si quieres hacerlo.

-Ven conmigo -dijo Hades de repente cambiándome deliberadamente el tema, ofreciéndome su mano, se la tomé sin saber muy bien a donde íbamos.

Solo que ahora Hades me daba mucha más curiosidad que antes.

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