Capítulo 29: La casa de los abuelos de Hades

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Capitulo inspirado con la cancion Fetish.

Capítulo 29: La casa de los abuelos de Hades

Comencé a toser, mientras sentía que me daba golpes en el pecho, me incliné con rapidez a un lado sintiendo que vomitaba agua y solo quedaba un feo dolor que se aferraba a mi pecho y mi garganta mientras tosía de manera descontrolada sin poder respirar.

¿Pero qué había pasado?

—Respira, está bien, respira —escuché que dijo esa voz familiar a mi lado mientras me tocaba el hombro.

¿Uh?

Alcé la vista observando esos ojos dorados en toques verdosos que resaltaban con la luz de sol, las gotas de agua escurrían de su cabello y la piel de su torso desnudo, entonces fue que comprendí todo lo que ocurría a mi alrededor, me había caído del yate directo al fondo del mar solo para llevarle la contraria a Hades.

«Que mal Nube, siempre quedando en vergüenza y como una completa inmadura frente a él».

—Hades —murmuré sintiendo la vergüenza invadir mi rostro.

—Tranquila —murmuró—, ya estás a salvo.

Me eché hacia adelante abrazándome a él con temor y miedo, sintiendo su piel fría contra la mía, cada vez que estaba cerca siempre sentía que estaba a salvo.

Maldición, realmente pude haberme ahogado por estúpida.

—¿Te duele algo? —preguntó cuando nos separamos examinando mi rostro.

—Solo un poco la cabeza. —confesé, era como si me ardiera un costado de la frente donde me golpeé.

—Tienes una ligera herida. —dijo Hades examinando mi frente.

—Oh —murmuré—, ¿está botando sangre?

—Solo no te la veas —dijo Hades y se levantó yendo a la cabina del yate.

Entonces sí estaba botando sangre.

Preferí ni siquiera tocarme la herida, sabía que al oler la sangre o verla ya iba a desmayarme, algo que mi cuerpo reaccionaba desde que era pequeña y me caí de bicicleta raspándome los codos, claro que al menos con la menstruación no me afectaba; no sabía por qué, como si fuera un tipo de sangre diferente, o al menos así lo dividía mi cerebro.

Hades regresó con un botiquín de primeros auxilios hacia mí, y lo vi abrirlo, sacando algunas herramientas mientras me limpiaba la herida con alcohol, yo solo lo miraba a él y su rostro en completa concentración.

Aun se me hacía difícil de asimilar lo hermoso que era como si nunca pudiera verle ningún defecto físico.

—Perdón por presionarte —dije luego de un momento—. No quise incomodarte con preguntas que creyeras muy personales.

Él no se inmutó.

—No hay problema. —se limitó a decir.

—Es que solo quería conocerte un poco más. —continué, creí que la conexión que tuvimos en el salón secreto era algo más, creí estúpidamente que se estaba enamorando de mí y por ende él querría hablarme más de sí mismo...

—No quiero que desarrolles algún tipo de dependencia emocional hacia mí, Nube. —dijo.

¿Qué?

Lo miré frunciendo débilmente el ceño.

—¿Por qué lo haría? —pregunté.

Él terminó de limpiarme la herida guardando las cosas mientras respondía en un murmullo:

10 veces tuya (#1) ¡DISPONIBLE EN FÍSICO!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora