Soledad y resistencia

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Me dirigí rápidamente a mi habitación y comencé a leerlos con celeridad, todos los documentos estaban al nombre de una tal Andrea, y en el documento de cambio de identidad quedó claro que ese era mi nombre real, mientras que el papel adjunto describía mis detalles de adopción, "¿mis padres biológicos me habían abandonado?, ¿por eso habían cosas que no podía recordar?, ¿o quizás solo no quería?", pensé en ese entonces para mí misma.

Aquellas personas que hayan experimentado un golpe de realidad repentino podrán comprender aquel tormento que se instala en el pecho cuando nuestra vida se descoloca y no tenemos a quién recurrir.

Tomé una mochila que estaba sobre el armario y metí dentro de ella bastante ropa, lo suficiente para mantenerme fuera de casa durante unos cinco días. Mis planes eran no volver hasta aclarar mi mente, o que alguien de una vez por todas se atreviera a decirme toda la maldita verdad de mi vida de una maldita vez.

Antes de salir de la habitación con mi mochila guardé el dinero en efectivo que tenía ahorrado. En ese momento mi mente aún estaba un poco aturdida, y mi cuerpo solo se movía casi por voluntad propia, era inercia pura tomando decisiones por mí. 

Realmente no tenía dónde ir, y me consumían las las preguntas. En ese entonces, no era más que una pompa de espuma a la deriva del amplio mar.

Si me habían ocultado tantas cosas, ¿serían capaces de solapar que también posiblemente maté a alguien?, necesitaba respuestas y sabía que no me las iban a dar. Al menos no respuestas honestas.

Sostuve la pesada mochila con fuerza intentando desahogar toda la ira que tenía por dentro y me dirigí a la sala al encuentro de mis padres. A pesar de que me cubría un aura de desconcierto yo siempre tuve la habilidad de no mostrar ninguna emoción en mi rostro, lo cual sería muy útil en ese momento.

—Mamá, me iré a quedar al departamento de mi hermano —dije de la forma más cariñosa posible, a pesar de que sentía un hueco en el pecho.

—Es muy tarde, ¿por qué no vas en la mañana? —intervino papá.

—Realmente quiero ir ahora, cambié de parecer e iré a dejar mañana mis documentos a la empresa, quería pedirle algunos consejos a Javier —me excusé.

—Tu papá es el jefe, perfectamente puedes pedirle un consejo a él —dijo mamá.

—No es justo si le pregunto a mi papá —la miré—, además él nunca hace entrevistas, solo da ordenes, en cambio si le pregunto a Javier puedo prepararme mejor en base a mis competencias.

—Está bien, ¿te viene a buscar él o te llevo?

—No te preocupes papá, puedo manejar, hoy llegó mi licencia junto a una carta, ah, por cierto, quería volver a pedir disculpas por lo de hoy, no debí dudar de ustedes, sé que nunca me mentirían, no harían nada que me lastime —se me escapó la frialdad—; después de todo somos una familia. Además saben mejor que cualquier otra persona que me tomo todo muy intensamente, sobre todo las mentiras, creo que son lo más bajo de este mundo, pero ustedes no son de esa calaña, siempre me han enseñado que la honestidad y la integridad es la base para ser una persona competente, a pesar de que soy un poco "diferente" he intentado acomodarme a lo que es correcto según ustedes, y realmente también estoy feliz por eso; porque tuve la oportunidad de nacer en este tipo de familia tan linda. De seguro si hubiese nacido en un lugar un poco más agresivo ya estaría en la cárcel, ¿no?, gracias por todo eso, los amo —dije sonriendo.

—¿Qué pasó hoy? —preguntó mamá a mi papá mientras me encaminé hacia la puerta principal.

Me subí al auto y dejé caer las lágrimas. Tenía un nudo tan doloroso en la garganta, lo sentía brotar desde mi pecho junto a una presión que me impedía respirar bien; pero era una realidad que deseaba enfrentar. El hecho de que me habían mentido no cambiaba el de que nunca me faltó nada y que me criaron bien, pero habían cosas que no me estaban cuadrando, ¿era esa una razón real para olvidar el rostro de mis padres biológicos?, no lo sabía, pero deseaba descubrirlo. 

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