La búsqueda part. 2

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Fui directamente a tomar desayuno después de mi encuentro con Fernanda, esperando que no se diera cuenta de que se me había quedado el computador del estudio de papá enchufado a la corriente, eso hubiese sido un gran problema, pero conociéndola era posible que no lo notara.

Ya que del único sentimiento del que siempre tenía seguridad era el de hambre, cogí una taza de café y un pan con queso, ignorando las suaves paltas rellenas hechas por Fernanda, porque mi estómago rugía con la fuerza de un cataclismo y necesitaba del tipo de comida que era capaz de dejar mi panza inflamada.
Mientras bebía el café frío, me lamentaba por no haber dado con las respuestas que estaba buscando así que volví a armar un nuevo plan, uno que se me había ocurrido incluso antes que el primero, pero parecía algo difícil. Sin embargo, después de que fracasa el plan A siempre está la opción de arriesgarse al B. Tenía un objetivo claro, conocer qué me estaban ocultando, así que si era necesario iría hasta el extremo Z, y si no era suficiente con eso comenzaría todo el abecedario otra vez, así me enseñaron, así crecí, voy por lo que quiero, aunque se me desgarre la vida.

El nuevo plan reajustado era ingresar a la oficina de papá, pero en aquella ocasión a la oficina que se ubicaba en la sede central de la compañía, y aunque parecía imposible después de pensarlo solo una vez, se volvió accesible a la tercera. Había olvidado un factor clave, Javier, él sería mi llave exclusiva.

El plan sencillamente era visitar a Javier en su oficina, perderme de su vista unos minutos con una buena excusa e ingresar a la oficina de papá. Comencé a pensar en una puntual razón para ir a visitarlo por primera vez a su trabajo, pero no había nada, siempre nos balanceábamos entre el odio y el cariño. Como último recurso pensé en llevarle algo de comida, ya que por lo que sabía siempre debía salir a comer a restoranes cercanos a la oficina y casi no tenía tiempo para reposar. Al igual que mi madre yo no tenía ninguna gracia en la cocina, y pedirle ayuda a Fernanda no era opción, así que busqué en el navegador: "Comida fácil y rápida, receta". Obtuve muchos resultados en la búsqueda, pero debía cuidar que no fuese comida picante. Mi hermano además de heredar la belleza de mi madre también heredó sus problemas gastrointestinales, por lo que opté por el tutorial de papas a la crema con salmón ahumado, se veía bastante fácil, más solo era una ilusión, pues me costó mucho más tiempo de lo estimado. Resultaba que había que esperar que el salmón congelado perdiera un poco la dureza, y también había que esperar a que las grandes papas se cocieran por un buen rato.

No se me dio la oportunidad de esperar a que reposara la comida una vez preparada, solo saqué el salmón del sartén, y las papas con crema de la bandeja y los puse en el pote de la comida. Metí todo dentro de la lonchera que Javier solía usar en la preparatoria y me lancé al plan "B". 

Volví rápidamente a la pieza, me peiné el cabello, lavé mis dientes, me puse ropa adecuada para el estilo de la empresa, y partí en la misión. Aún no poseía licencia de conducir, ya que a pesar de haber aprobado todos los exámenes aún se estaba tramitando, por ende no tuve más remedio que llamar a un taxi.

Cuando ya iba de camino recordé que existía la minúscula posibilidad de que Javier no hubiese ido al trabajo, eso nunca pasaba, ni siquiera cuando casi muere por pulmonía faltó al trabajo, cómo olvidarlo, su equipo tenía una junta muy importante y él no podía estar ausente para entregar la autorización, a causa de eso estuvo hospitalizado por siete días y unos que otros cogieron un resfriado. De todos modos, no me quería arriesgar a perder el viaje, así que le escribí por Messenger:

—"¿Estás trabajando o perdiendo el tiempo?"

Se tardó cerca de tres minutos en responder, y solo envió un Emoji de un gato enfadado.

—"Te llevo comida al trabajo." —le volví a escribir.

—"¿Por qué?" —respondió al instante.

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