Desapropiados

Mujer exitosa

Con esmero al día siguiente me preparé para presentar un nuevo proyecto de estrategias que me permitiría cuantificar de mejor manera el manejo del dinero que entraba y salía de la empresa. Era mi primer proyecto desde que había llegado, así que me puse una linda armadura y partí a la empresa. Como un mantra saludaba a Paty cada día y me daba algo de alivio verla alegre, me hacía sentir que ella misma sabía que no debía echarse a morir por los ineptos de sus hijos. Una persona consiente de lo que merece y de lo que es capaz de hacer no se deja tumbar tan fácil, yo siempre fui así, por eso ella me agradaba.

Ya en la oficina del área comercial que estaba ubicada en el segundo piso, me encontré con Mayk, un chico un año mayor que yo que también conocí en mi práctica, pero él venía de otra universidad de una región diferente. Solía vestirse con un estilo único, podía entender por qué decidió quedarse en la empresa de vestimenta. Durante los días que había asistido al trabajo nunca lo vi llegar con la misma ropa, digo, sí utilizaba algunas prendas que había visto con anterioridad, pero nunca usaba las mismas combinaciones de antes.

—Hola cariño, ¿estás lista? —me dio un beso en la mejilla en cuanto se acercó.

—Creo que nací lista —respondí por inercia.

—Me gustaría tener algo de tu autoestima.

—Yo creo que lo tienes —agregué parándome de la silla y llevando la pila de papeles que había preparado a una carpeta—, nadie me parece más auténtico que tú. Si lo digo vas a pensar que estoy tratando de ofenderte, pero no será así, solo que las palabras que salen de mi boca no son interpretadas siempre como yo quiero —se me paró a un lado mientras yo hacía coincidir las hojas.

—¿Por qué? ¿lo dices porque soy diferente?, supongo; bueno, igual y somos desiguales —se acomodó el cabello—, ya dímelo, ¿por qué crees que tengo alta autoestima?

—Ayer, cuando estábamos desayunando en el casino... mientras comías sentado en el mesón algunas de las personas que estaban en la fila estaban hablando mal de ti, yo estaba justo a tu lado y podía escuchar los murmullos, así que si yo los podía oír con claridad estoy segura de que tú también, a menos de que estés sordo.

—Sobre eso, sí, si escuché a esas víboras. Digamos que estoy acostumbrado. Cuando éramos practicantes era incluso aún peor, solo que tú no te dabas cuenta porque solo te limitabas a saludar. Por cierto, a ti nunca te he escuchado hablando de mí, ni para bien ni para mal, eso me llama mucho la atención sobre tu personalidad.

—No hablo de otros porque no me importan otras personas que sea yo —dije tal como solía decirlo muchas veces—, pero retomando el tema, creo que tienes suficiente autoestima, te sigues vistiendo como quieres y no te importa la opinión de la gente, para mi pareces genial, ¿lo eres?

—Creas o no Halley... nunca nadie me había dicho algo tan lindo, bueno, algunas veces mi novio, él es totalmente diferente a mí, es un hombre serio y empresario, pero siempre me ha dado pase libre para ser yo mismo.

—Me alegro por ti, y no te confundas no estoy tratando de alagarte, si yo hubiese estado en tu lugar no hubiera pensado dos veces en... —me quedé pensando, mirando a la pared.

—¿Qué hubieses hecho?

Pensé en decirle la verdad, pero no era acertado de mi parte. Necesitaba tener a alguien que me apoyara en mis actividades y proyectos, y para eso había seleccionado a Mayk, pero lo que pensaba de su actitud era verdad, no me caía tan mal como otros. Si yo hubiese sido él y me hubiese tocado vivir una situación en la que me menospreciaran por algo tan estúpido hubiese creado una buena estrategia para asegurarme de que no las volvieran a contratar en ningún lugar a ninguna de ellas. Hubiese hecho interesante como provocar una situación de acoso a propósito, pero tener cámaras a escondidas, y luego contratar a alguien con talentos informáticos para que publicara en cada red importante la situación. La gente ignora esto, pero no hay nada más tachante que la opinión pública sobre el bien y el mal.