Impacto

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Me despedí de la enfermera y salí de la sala. El policía seguía todo cubierto esperándome.

—¿Estás bien, Halley? —preguntó sobresaltado.

—Sí, estoy bien, ¿cómo saben todos mi nombre? si en ningún momento se los indiqué —quise saber de último—, hasta la enfermera tenía una ficha lista con mi nombre —me acerqué intentando ver sus ojos con claridad.

—Oh, sobre eso... —se quitó la mascarilla, el casco y los lentes—, soy yo...

—Realmente no estoy entendiendo nada, me gustaría saber qué demonios está pasando, y por qué estás tú aquí. ¿Eres un infiltrado o algo así? Maldito mentiroso.

—Primero que todo, yo no miento, dije que era psiquiatra y es lo que soy.

—¿Qué haces aquí vestido como un maldito policía? —pregunté con un deje de malhumor.

—Rescatándote, de nada, por cierto —dijo él con su particular humor sarcástico.

—¡Eduardo!, dime la verdad, dime qué está pasando y por qué estamos aquí, estoy tan confundida —todo a mi alrededor se había vuelto borroso una vez más, al igual que cuando me estaba perdiendo a mí misma en la fiesta, y nuevamente no tuve fuerza alguna para ejercer control sobre mi cuerpo.

—¡Ey! Halley, Halley... —pude escuchar los gritos de Eduardo tratando de mantenerme despierta, pero no fue suficiente, de un segundo a otro perdí la conciencia.



Cuando desperté estaba en la sala de una clínica.

Observé mi brazo conectado al suero a través de una aguja cubierta de parches blancos. Intenté moverme, pero resultaba totalmente incómodo. En contraste a la luz vi a mamá dormida sobre el sillón, cubierta con una débil manta. Ella no era una mujer de dormir sobre un sillón, su obsesión con el lujo y lo correcto no se lo permitiría, pero ahí estaba.

—Carajo, realmente quiero salir de aquí.

Me resultaba descomunal absolutamente todo, aún necesitaba una explicación. Recordé que Eduardo me dio su contacto en la tarjeta de su consulta, pero ni siquiera sabía dónde estaba mi celular ni mi billetera. Presioné el botón de emergencia para que una enfermera me asistiera, y también para que me brindara respuestas de por qué me había vuelto a desmayar.

—Finalmente despertó, llamaré al doctor de inmediato —dijo la delgada tipa sin siquiera entrar a la habitación.

Eso sería aún mejor para mí, el doctor sería capaz de explicarme qué estaba pasando, supuse.

Mamá despertó por el ruido de la enfermera, ¿habría descubierto que yo ya conocía sus secretos?, estaba ansiosa por averiguarlo, pero decidí actuar como si nada hubiese pasado por el momento.

—Hola mamá —le dije.

—Cariño, ¿cómo te sientes?, mi pequeña, lo siento tanto por no poder protegerte —dijo ella un gesto angustioso.

—Mamá, estoy bien, solo me durmieron por un tiempo, aun no hablo con la policía, no sé qué ha pasado, ¿tú sí? —le interrogué.

—Tu hermano se está haciendo cargo de eso, no te preocupes.

Otra vez esa palabra, "tu hermano se está haciendo cargo", ¿quién carajos era mi hermano?, ¿un policía también?, ¿un mafioso?, ¿por qué siempre debía tapar todo lo que pasaba?, no era mi hermano tampoco, desee golpearlo en ese momento. Lo desee con todas mis fuerzas, ese idiota me había estado ocultando información tan importante que no sabía si un día sería capaz de perdonarlo, aunque nuestra relación era un caos yo sentía que podía dar mi vida por él en cualquier momento.

DesapropiadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora