Viaje a la estación policial

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Me cubrí hasta el cuello con el cobertor de la cama ignorando por completo el resto del aperitivo que estaba comiendo, ya que estaba bastante molesta ante la negación de respuestas.

Tampoco podía ignorar todo lo que había vivido la noche anterior. Todas las verdades que me habían sido escupidas tenían un sabor tan amargo, que a fin de cuentas me provocaron un ánimo que vacilaba entre la angustia y un pesar iracundo.

Solo deseaba dormir, pero puesto que el otoño ya se había hecho presente se sentía en la habitación una brisa de aire que se colaba por las endebles cerraduras de la ventana a pesar de haber sido cerrada, lo que para mí era un problema. Odiaba el frío tan intensamente como odiaba las mentiras, y tanto como amaba el dibujo; siempre tuve atracción y gusto por la ilustración, pero nunca pensé que mis comienzos en el arte estarían relacionados con una escena tan trágica.

Según mis padres no era mi culpa, pero si creían que iba a confiar en sus palabras después de tanta mentira... tendrían que estar completamente locos.

Una cosa era tener un gran potencial en la actuación y otra cosa era aceptar solo lo que ellos me decían. Mi travesía estaba poco cerca de terminar, necesitaba más respuestas, las deseaba, me llamaban, mientras más crecían las preguntas y las dudas más me atraía conocer cada detalle, no tenía certeza de nada.

Noté que tenía solo dos alternativas, escapar del hospital, o recuperarme completamente antes de retomar mi investigación. Como era una mujer sabia, sabía que no podía ir a la guerra sin armaduras, necesitaba mi posición, mi nuevo nombre, y sobre todo mi apellido. Además, no me había quedado claro qué había sido lo que ocurrió en aquella fiesta.

Durante todo el tiempo que estuve en la cama del hospital pensé en un sinfín de teorías familiares, pero al final no me resultaban para nada congruentes. Necesitaba llamar a Eduardo, más no tenía mis pertenencias, por lo que me esforcé en recuperarme a la brevedad (dedicándome a dormir).




Al otro día, en sábado por la mañana me dieron de alta. Estuve un total de casi dos días en aquella incómoda y mal oliente clínica; me preguntaba si la gente había notado que todos los hospitales tenían un olor extraño y similar.

Cuando finalmente estuve en casa lo primero que hice fue darme una ducha intensa, ponerme un hermoso atuendo y robar algo de tiramisú desde la cocina.

Ya estaba completamente lista y dispuesta a tomar el taxi para ir en busca de mi auto, el cual había quedado estacionado en el aparcadero de al frente de la discoteca junto a todos los papeles que había descubierto en la habitación de mi hermano.

Había pensado en la posibilidad de que tanto mamá como papá no sabían de la existencia de ellos porque no dijeron nada, por lo que poco tiempo después sentí curiosidad de dónde había sacado todos esos papeles Javier. Eran más preguntas que estaba acumulando para él.

Ya estaba preparada para ir en busca de mi automóvil y enfrentar la desagradable situación del jueves anterior; sin embargo, al salir de casa, lo vi aparecer justo frente a mí, piloteado por un empleado part time de mi padre, don Juan, lo que me sorprendió mucho, ¡nunca le había dado una copia de mis llaves a nadie!, ¿con qué clase de controladores vivía realmente?, ¿acaso aún me veían como una niña?

—Señorita Halley, disculpe la invasión, el señor me envío con su auto —dijo el hombre al mismo tiempo que se bajaba de él, anticipándose a mi mirada de molestia.

—No se preocupe, no es su culpa, yo hablaré con papá —le dije estirando las manos para pedir la llave, quise ser gentil.

Mamá todo el tiempo decía, "se respetuoso con quienes te respetan, se respetuoso también con los que no. Cuando las personas hieren a otros sin fundamentos es porque están tan vacío que lo único que puede hacer para llenar sus huecos emocionales es pensar en otros de manera obsesiva, puesto que pensar en ellos mismos significaría estar atrapados en la nada". Normal, después de todo ella había sido una psiquiatra, y era lo que una persona con sentido común y sobre todo con moral hubiese dicho.

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