Después de procesarlo todo a detalle me sentí como la peor hija del mundo en todo su esplendor. Me estaba enfrentando a la vida real, ¿por qué había pensado que mi propia familia tenía secretos oscuros a mi alrededor?, toda la vida vivimos perfectamente, llevábamos una vida digna ante la sociedad, todos teníamos cualidades que nos hacían destacar, no había nada realmente fuera de lugar.
—Papá, lo siento —dije arrepentida.
—Lo sé hija, estoy sorprendido por tu actuar, espero que puedas pensar con más claridad la próxima vez, y no dudes de tu familia, nosotros nunca hemos dudado de ti —dijo en un tomo amable.
—Me sentí afligida, te lo dije hace un par de semanas, los espacios en blanco de mi memoria por alguna razón me atemorizan.
—¿Nunca has pensado en que quizás solo eras muy pequeña y que por eso no puedes recordar?, hay algunas cosas de mi infancia que tampoco recuerdo, pero sé que es porque el tiempo comienza a reemplazar los viejos recuerdos por nuevas memorias. No deberías darle tanta importancia, o sentirás toda tu vida que hay un vacío, tu madre ya te lo ha dicho, ella fue una excelente psiquiatra, dejo su profesión solo para dedicarse a ser madre. Para ella ustedes son lo más importante en su vida —dijo mientras miraba su rostro en el retrato familiar.
—Creo que tienes razón, ya es hora de dejar de luchar contra mí misma y valorar a quienes me rodean, sabes que me esfuerzo, siento el desorden de hoy papá, estoy muy avergonzada en este momento, es mejor que vuelva a casa —dije cabizbaja—, procuraré madurar.
—Antes de eso, dime realmente, ¿te gustaría trabajar en la empresa como lo habías planeado antes de estudiar? Creo que este es un lugar seguro para ti, creo que puedes ser tu misma aquí, no necesitas darles muchas explicaciones a las personas, si te esfuerzas lo suficiente puedes estar al mismo nivel de tu hermano —dijo de pronto.
—Oh, si, sobre eso, es probable que la próxima semana me atreva a traer mi curriculum, quiero tomar estos tres días para descansar mi mente, anoche apenas dormí de la ansiedad por saber qué estaba pasando —le respondí.
—No hay problema, entonces ve. Dile a mamá que llegaré cerca de las ocho a cenar —dijo con una sonrisa en el rostro mientras se disponía a ordenar los documentos que yo había desparramado en el piso.
—Bien papá, nos vemos —añadí mientras salía de la oficina.
Hace unos minutos atrás veía a todas las personas como basura, pero en ese momento era yo la que me sentía como la escoria más inferior (o al menos sabía que así era como tenía que sentirme, insisto, nunca estaba segura de lo que sentía, pero mi madre me enseñó qué sentir), además, ¿qué derecho tenía para dudar de mi propia familia?
Me dirigí una vez más a su oficina. Se sintió como una larga caminata, pero ya nadie hablaba de mi descuidadamente. Pasé por diferentes departamentos, más nadie me miró, salvo por un tipo de cara jovial y curiosa que parecía tener alguna intención de hablarme. Lo ignoré.
Observé atentamente a la secretaria. No le dije nada, fue ella quien dijo las primeras palabras.
—El señor está dentro, ¿quiere que la anuncie? —estuvo dispuesta a pararse.
—No —la interrumpí—, no tienes que preocuparte. Lamento lo de antes —mentí, había disfrutado irritarla—, soy hermana del idiota que está dentro de la oficina. Con permiso, tengo que hablar una vez más con él.
Ella solo asintió y apretó levemente los labios, lo suficiente como para demostrar nervios.
Me acerqué lentamente hacia la puerta. Seguramente él ya me había visto a través del vidrio espejo, sin embargo, antes de acercar mi mano a la manija de la puerta me comenzó a temblar la mano. No me aterraba que nadie me juzgara, pero había una pequeña excepción a la regla.
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Desapropiados
RomanceHalley es una joven de veintidós años perteneciente a una de las familias más acomodadas de Derfel. Creció con lujos y con una vida perfectamente planificada, pero todo se derrumba cuando descubre que no tiene ningún vínculo sanguíneo con su supuest...