Descontrol

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Finalmente estaba parada fuera de la oficina de mi padre, y con confianza me dispuse a digitar el código de barra de la tarjeta en el lector, pero salió un signo de alerta y luego uno que dictaba MISTAKE. Me sorprendí, fue realmente impresionante.

El guardia había dicho que podía abrir todas las puertas de la empresa, por lo que supuse que él nunca imaginó que querría ingresar precisamente a la oficina de su jefe. Me sentí estafada, pero rendirse no era una opción cuando sabía que el hilo de mi vida podía depender de un secreto.

Ante la situación me di cuenta de que sólo me quedaba una opción. Debía adivinar el código para abrir la puerta e ingresar lo más pronto posible a la oficina de Javier antes de que los guardias pudiesen notar mi presencia en el lugar.

Me puse a pensar en diversas opciones que podrían ser la contraseña de aquella puerta, y lo más lógico que se me ocurrió fue la fecha de su matrimonio con mi madre, así que rápidamente la ingresé en el dispositivo de lectura, más nuevamente marcó error.

Puedo decir que me estaba sintiendo algo estresada, aún así no rendida. Pensé en una nueva clave, creí que tal vez la fecha de nacimiento mía o de mi hermano eran la respuesta correcta, pero para mi sorpresa no fue así. En el tercer intento unas letras rojas aparecieron "<<Last Chance>>", y supe inmediatamente que era mi último intento. Era alta la probabilidad de que se armara un alboroto si volvía a cometer un error, podrían comenzar a sonar las alarmas, e incluso toda la fuerza de seguridad del edificio podía terminar a mi alrededor. No podía volver a equivocarme o estaría en serios problemas.

Mi padre era una persona bastante inteligente y estratégica, debí haberlo pensado antes, cualquiera persona podría encontrar la fecha de su matrimonio o la fecha de nacimiento de los miembros de la familia solo con un clic en el portal de la empresa, debía ser algo que solo alguien familiar e inclusive solo él pudiese conocer. Se me ocurrió la contraseña perfecta, el número telefónico del hogar, ya que ese teléfono solo era utilizado para hacer llamadas dentro de la familia.

Los segundos iban en mi contra, llevaba varios minutos plantada en la puerta mientras pensaba si arriesgarme o no, más me armé de valor y me atreví a ingresar el número "9563548....". De pronto entre un segundo y otro algo se movió en el seguro de la puerta haciendo un sonido similar al del fierro de un candado despojándose del gancho interior que lo contiene.

Sentí mucho alivio en el pecho, así que giré la manilla, pero para mi no tan común mala suerte esta seguía trabada, con la única diferencia de que una alarma se activó repentinamente, y estaba segura de que se podía escuchar por todo el edificio.

En cosa de segundos casi todos los empleados de la compañía y los guardias estaban a mi alrededor justo como había pensado que pasaría, pero menos Hollywoodense.

Sentía que todas las personas que se habían aglomerado me miraban cual ladrona. Fue una sensación extraña, de un segundo a otro ya no podía escuchar con claridad, sabía que uno de los guardias me estaba hablando, pero no podía entender las palabras producto de todo el cuchicheo de la gente que estaba detrás de ellos.

Sentía como mis ojos se desviaban en busca de una salida, realmente odiaba la sensación de no pensar de forma coherente, se sentía como que mi humanidad estaba siendo amenazada por la opinión del público expectante en espera de que me detuvieran. Fue tanta presión que mis piernas me dejaron sentada en el suelo, pues me temblaban.

Me cuestioné cómo mi día se había vuelto tan intenso. Pasé de una situación completamente desconcertante a una situación aún más perturbaste. Todo el tiempo solía despreciar a la gente, me resultaba molesto que solo vieran lo que creían que tenían que ver.

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