El sábado llegué a El Hangar en mitad del Speed Dating. Ese tipo de eventos no me han interesado nunca, así que siguiendo mi rutina habitual me acomodé en la barra con una cerveza. Todavía no le había dado el primer sorbo cuando Juls se plantó frente a mí con su descabellada propuesta.
—Tienes que participar —me dijo muy seria.
—Y tú tienes que cambiar de distribuidor —respondí, dando un trago a mi cerveza.
—Calla y escucha. ¿Ves a la bella de cabello castaño de la cuarta mesa?
Dirigí la mirada hacia la zona en la que se encontraban los participantes del Speed Dating, tal y como me indicaba, pero las chicas estaban de espaldas y no presté demasiada atención.
—Es Mariana, mi hermana. —La miré a la espera de que ampliase esa información, y lo hizo—. Necesito que te hagas pasar por un participante más y te muestres interesado en ella.
¿Nos habíamos vuelto locos o qué?
—Definitivamente, tienes que cambiar de distribuidor amiga. La mierda que te metes te está secando el cerebro.
—¡No mames, Lucas! No te lo pediría si no fuera importante. —Estaba a punto de suplicar—. Me costó mucho arrastrarla hasta aquí, sabes que lleva semanas encerrada en casa. Esto tiene que salir bien, necesito que salga bien, y está siendo un desastre. Cada vez que un wey se sienta en su mesa me envía un mensaje pidiendo auxilio.
—¿Y qué te hace pensar que no ocurrirá lo mismo conmigo si accedo a participar en esta locura?
—Tú confía en mí. Tengo un presentimiento.
No voy a mentir; en el fondo, me daba intriga la situación. Y en cuanto pude ver bien a aquella muñeca me pareció una belleza, una nena linda, coqueta, asustadiza. Mariana era un bombócito, y a todo el mundo le gusta el chocolate. Lo que no terminaba de ver era cómo iba a participar sin que nadie se diera cuenta.
—Las rondas están programadas, no puedo colarme sin más.
—Yo me encargo de entretener al candidato de turno, tú céntrate en Mariana.
Parecía que Juls lo tenía todo bajo control ¿Qué podía salir mal?
Exacto.
Todo.
Para empezar, en cuanto me senté frente a Mariana y me traspasó con esos bellos ojos tirando al verde, con esa mirada limpia y transparente, con esa sonrisa tímida y expectante, me sentí como el sinvergüenza que era en aquel momento por intentar ilusionarla.
«¿Por qué te dejas embaucar por Juls, Lucas? ¿Por qué?».
Lo peor no fue que después de haber pasado siete minutos cronometrados con ella me quedase con ganas de más, eso tenía arreglo. Lo peor fue que Teo descubriera la mentira por un pequeño error de cálculo con el que no habíamos contado.
—¿Alguno de los dos puede explicarme cómo es posible que el nombre de Lucas haya acabado en la tarjeta de una de las chicas del Speed Dating cuando él no ha participado? —Teo hizo una pausa y miró fijamente a Juls—. Tu hermana, para más datos, pero eso ya lo sabías.
Tuvimos que confesar.
No había otra opción.
Al menos, ninguna que no empeorara la situación.
—Son un par de idiotas —respondió Teo indignado—. Tú —se dirigió a Juls—, ¿cómo se te ocurre engañar así a tu hermana? Y tú —me tocaba a mí—, ¿en qué momento te pareció buena idea ayudarla?
Nos dejó claro que no pensaba participar en algo así. Y yo podría haberlo dejado correr, pero no quería hacerlo.
—Si la montaña no va a Mahoma... —Empecé a decir.
—Mahoma va a la montaña —Juls terminó la frase por mi—. ¿En qué estás pensando?
—En que, si yo también la hubiera elegido a ella, mañana los dos recibiríamos un email con nuestros números de teléfono —medité.
—Ya oíste a Teo , eso no va a pasar.
—Pero eso ella no lo sabe —certifiqué—. Los únicos que lo sabemos somos nosotros, Mariana cree que participé. Para cuando se dé cuenta de que no ha recibido el email de confirmación, yo ya me habré puesto en contacto con ella. —Era perfecto—. Dame su teléfono.
—Primero, dime una cosa —Juls me miraba de medio lado, enarcando las cejas—, hace media hora mi propuesta te pareció la peor idea del mundo, ¿qué ha cambiado?
—Quiero conocerla.
—¿Quieres conocerla o quieres cogertela?
—¿Estás segura de que quieres que te responda a eso?
Los dos sabíamos que no.
—Segura estoy de que salga y se llene de felicidad otra vez. Pero mucho cuidado no te pases ok. Que te escogí a ti porque... Bueno porque creo que le harías bien a mi hermanita.
Lo cierto es que entre amigos, las hermanas de los amigos siempre han sido terreno pantanoso. Aunque todos, en algún momento, nos hayamos comido a la hermana de alguien, no queremos ni pensar en que alguien se coma a la nuestra.
Me dictó los números y memoricé el contacto en la agenda de mi teléfono.
Solo tenía que esperar al día siguiente para ponerme en contacto con ella.
Al día siguiente le hablaría a Maríana la hermanita de Juls mi amiga la bartender. Quien lo diría, yo que me negaba en un principio ahora estaba más entusiasmado que niño en navidad. Será que Santa se adelanta con mi regalo?
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Like i loviu (TERMINADA)
RomanceJuliana quiere a su hermana, pero prefiere que sea feliz en otro sitio que no sea en su casa. Quiere recuperar su espacio por eso idea un plan. Con lo que no cuenta es, en que si pides ayuda al universo, este se atreve a cobrarse el favor, pero a su...