En el castillo de Shatten, un grupo de decretos, se había reunido respondiendo al llamado de su señor. Ahí, entre muchos otros, se encontraban Zaín, Cedric, Samec, Epsilion, Divau, Macarius, Tsade y Shin, todos ellos respondiendo al llamado de su señor.
— Decretos — se escuchó hablar a Taor tras su máscara negra —, sé que muchos de vosotros estáis cansados por las últimas misiones a las que nos hemos afrontado, sin embargo, nuestros deseos ya están cumplidos o en su caso se están cumpliendo. Por ello debemos seguir luchando, para conservar la meta que nos hemos propuesto. Nuestro señor es generoso, nos dio todo sin pedir nada a cambio, es por ello que nuestro honor no nos permite serle ingratos.
— Eso y las estrellas — alegó Necro llegando al lugar con su dragón, haciendo reír y ofender a algunos decretos por el comentario.
— Necro, Necro — reprochó el de la máscara moviendo la cabeza —. Tú más que nadie debe conocer la bondad y misericordia de nuestro señor — e indicando con su mano, Taor mostró a Lovy entre ellos.
Tremor miró a su amo apretar los puños, pero poco o nada podía hacer.
— Mi amo conoce y agradece la benevolencia de Shatten — respondió el dragón con desgano, mientras Lovy se acercaba a ellos y Necro bajaba la mirada. Taor, victorioso, continuó.
— Se os ha convocado para tratar asuntos relacionados al siguiente paso que debemos efectuar, por ello, no hablo más, si no que otorgo la palabra a quien me dio la voz.
Shatten llegó al salón y sus decretos hicieron una reverencia, todos, incluso Lovy, Necro y Tremor, vieron al señor de los decretos cruzar entre ellos y tomar asiento en un amplio trono de madera. Su semblante era cordial, amable, cálido, incluso alegre.
— Gracias, Taor, pero, ¿dónde está Omurom? pensé que él daría la apertura — inquirió con su profunda voz.
— Señor, Omurom aún no regresa de su misión, pero he mandado a Alpheo para traerlo de vuelta.
Apenas hubo pronunciado sus palabras, un portal de niebla se abrió al lado de ellos, mostrando a Alpheo y a su mal herido acompañante, tomando a todos por sorpresa.
— Está mal herido — alertó Alpheo, manchado de sangre.
— Beth — llamó Shatten caminando con prisa para ver a su decreto —, por favor, atiéndelo.
— Alguna de mis pócimas le ayudará — afirmó ayudando a Alpheo a llevarlo a la enfermería.
— Señor... — intentaba hablar Omurom — perdón por... presentarme en... este estado... pero... un dragón...
Varios de los presentes se identificaron con la situación.
— No es necesario que digas más Omurom — aseguró Shatten apretando su mano —, descansa. Después nos darás los detalles y te pondremos al tanto de la situación.
— Perdóneme... señor — imploraba mientras Alpheo lo llevaba junto con Beth fuera de la sala.
— Jamás había visto a Omurom fallar — comentó Shin consternado.
— Decretos, tenemos un inconveniente — Shatten regresó a su trono, pero no tomó asiento, su cara reflejaba preocupación —, en mi afán por evadir las condiciones para que las gemas de Waterfall recuperaran su brillo, juzgué prudente que ciertos individuos arriesgaran sus vidas para mantener intactas las suyas.
— Es usted bondadoso, señor — dijo Samec.
— Su generosidad no conoce límites — añadió Divau.
— Siempre pensando en nosotros — apoyó Macarius.
— Sin embargo — continuó —, al parecer, aquellos espíritus atrapados en Astilon, han aceptado el cuerpo de esos jóvenes con tal de salir de su prisión, lo que ocasionó un factor imprevisto en aquel volcán.
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Erasus Drakone
FantasyCuando obtenemos lo que más deseamos ¿crecemos? ¿cambiamos? ¿mejoramos? ¿nos volvemos avariciosos? ¿morimos en paz? El reino entero se encamina a su destrucción, la sociedad busca lo suyo y cada uno busca su propio bienestar. ¿Para qué salvarlos s...