Exilio, Grecíl y Lagasse se enfrentaban contra la estatua de metal, aquel dragón de escamas metálicas y rostro pétreo atacaba con cuchillas en sus brazos, sin mostrar clemencia.
— Grecíl — Exilio dio a su hermana el arco Baleno —, trataré de detenerlo todo lo posible.
Lagasse creaba con audacia cientos de trazos, sin embargo, estos no eran contendientes para el filo del acero, el cual, con su simple movimiento, cortaba todo a su paso. Exilio con ayuda de Estruendo, reunió toda la energía de su cuerpo en un solo ataque.
— Terminará exhausto si ataca — advirtió su dragón.
— Prefiero exhausto y no muerto.
— Buen punto.
Exilio lanzó una estocada contra la estatua, esta intentó detener el golpe, pero no anticipó la violenta descarga que golpeó su cuerpo fluyendo por la espada del joven, provocando que su cuerpo metálico detuviera por completo sus movimientos. En ese momento Grecíl lanzó varias flechas atravesando el cuerpo de la estatua, fue hasta este punto, que, entre los orificios, notaron una energía dorada y sin esperarlo, aquel guerrero explotó lanzando cuchillas a su alrededor. Exilio y Lagasse alcanzaron a cubrirse, pero Grecíl no corrió con la misma suerte siendo herida en el estómago al tiempo que caía al suelo, de inmediato su amiga y hermano corrieron a apoyarla.
— Vete, alcanza a los demás — le ordenó su hermana mientras le daba el arco.
— Yo me quedaré con ella — le aseguró Lagasse.
— Amo, debemos darnos prisa — insistió Estruendo.
Exilio no hablo, se levantó y tras caminar un poco giró el rostro hacia su hermana.
— Si te mueres quiero tus cosas.
— ¡No tendrás tanta suerte!
Tras esto corrió a alcanzar a Shatten.
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Erasus Drakone
FantasyCuando obtenemos lo que más deseamos ¿crecemos? ¿cambiamos? ¿mejoramos? ¿nos volvemos avariciosos? ¿morimos en paz? El reino entero se encamina a su destrucción, la sociedad busca lo suyo y cada uno busca su propio bienestar. ¿Para qué salvarlos s...