Pasaron unos instantes hasta que, confundidas por la falta del eco, el sonido de pájaros y un repentino resplandor, Grecíl y Lagasse se levantaron del suelo, en medio de millares de pétalos de rosas.
— ¡Madame, tenemos visitas! — se oyó gritar una voz infantil —. También hay que arreglar los rosales del jardín norte, un par de tontos cayeron justo sobre dos de ellos.
Ark se levantaba adolorido por los golpes y las espinas cuando, frente a él, a cierta distancia se levantaba Necro junto con Tremor.
— ¿Qué hacen ustedes aquí? — les cuestionó Bravo.
— ¿Nosotros? ¿De dónde diablos han salido ustedes? — alegó molesto Tremor.
— Nosotros estábamos en el templo, que después era cueva y que ahora...
Ark guardó silencio intentando comprender todo mientras miraba un brillante cielo azul sobre ellos y cientos de rosales alrededor, donde rosas de brillantes y múltiples colores contrastaban con un bello follaje verde. Estaban en una especie de jardín gigantesco que a simple vista parecía no tener fin. El lugar brindaba una extraña y envolvente paz que hacía desaparecer todo sentimiento de dolor y angustia. Ark se puso de pie y notó que, entre aquellos rosales, había caminos trazados con piedras, cuya colocación había sido cuidada hasta el más mínimo detalle llegando incluso a tener formas de flores, animales y herramientas de labranza. El espacio estaba distribuido de forma exquisita, dejan la fragancia de las rosas inundar el lugar. Todos estaban desconcertados por el lugar brillante y acogedor, tras salir de la obscura cripta y librarse de los huesos.
Grecíl y Lagasse notaron que las bellas rosas, de colores como el rosa, el azul, el amarillo, el violeta, el blanco e incluso el negro, eran cuidadas por seres de lo más particular.
— ¿Están bien? — Ark oyó una voz detrás de él.
— Sí, creo que sí, solo estoy un poco... — respondió Ark girando la vista a su locutor — sorprendido.
— Tú eres muy grande, ¿eres una lagartija?
Ark se sorprendió al ver, delante de él, a un bebé de pie, de escasos meses, de grandes ojos azules, mejillas rosadas, cabello rubio y tez clara; vestido con ropas blancas un overol azul y con herramientas pequeñas, propias de un jardinero.
No solo él, decenas de ellos se habían reunido alrededor de jóvenes y dragones, sorprendidos por su llegada. De inmediato, los infantes ayudaron a los jóvenes a levantarse mientras ellos apenas comprendían lo que ocurría. Lagasse y Grecíl no pudieron contenerse y tomaron en sus brazos a varios de ellos.
— Señorita, esto es suyo — una bebé de largos caireles acercó su libro a Lagasse.
— ¡Qué linda! ¡Muchas gracias!
— ¿Cómo te llamas? — preguntó un bebe subiendo a la espalda de Tremor.
— Estás muy rasposo — señaló otro tocando sus escamas.
— Este es más rasposo — alegó otro tocando a Bravo.
— Son mis escamas — respondió el dragón levantando un brazo.
— Esto sobre tu cabeza, ¿son astas?
— Son mis cuernos — explicó sintiendo al infante sobre su cabeza.
— ¿Por qué eres tan grande?
— Para poder guardar un corazón grande — explicó Bravo embelesado por tantos bebes rodeándole.
— ¿Por qué tienes la piel tan dura?
— Para proteger a mi amo en la batalla.
— ¿Por qué tienes ojos tan grandes?
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Erasus Drakone
FantasyCuando obtenemos lo que más deseamos ¿crecemos? ¿cambiamos? ¿mejoramos? ¿nos volvemos avariciosos? ¿morimos en paz? El reino entero se encamina a su destrucción, la sociedad busca lo suyo y cada uno busca su propio bienestar. ¿Para qué salvarlos s...