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-Podemos hablarlo cuando lleguemos a casa? -pregunta separándose de él. -Vinimos a desayunar con tus padres y no quiero arruinarlo por las estupideces de Monserrat. -murmura limpiándose las mejillas.
-De acuerdo. -acepta el besando su frente para luego ambos caminar hasta el comedor donde Arthur y Molly los esperaban hablando entre ellos.
-Esta todo bien? -pregunta Molly cuando los ve llegar.
-Si mamá no te preocupes. -responde Joseph regalándoles una sonrisa mientras Emilia repite la acción.
-Ustedes como han estado? -pregunta Emilia mirándolos.
-Hemos estado bien, aunque Arthur descompuso la lavadora. -comenta Molly mirando con enojo a su esposo.
-Ya estaba descompuesta! -exclama el hombro con indignación haciendo reír al joven matrimonio.
-Mamá si necesitan una lavadora yo puedo comprarles una. -dice Joseph mirándolas.
-No cariño, ese dinero es tuyo, no lo gastes en nosotros. -responde Molly quitándole importancia.
-Mejor ayúdame a arreglarla Jo. -pide Arthur mirando a su hijo.
-Claro papá, pero la oferta sigue en pie. -les hace saber Joseph con una sonrisa.
Habían terminado de comer y Joseph junto a Arthur habían bajado al sótano para ver la lavadora. La rubia estaba sentada en el sillón a la espera de Molly que habia preparado chocolate para ambas.
-No quiero sonar entrometida, pero. -suelta Molly tendiéndole la taza para luego sentarse a su lado. -La llamada te dejo muy herida. -finaliza dándole un sorbo al chocolate.
-Tanto se notó? -pregunta con ironía, Emilia le da un trago a la taza, suelta un suspiro. -Era Monserrat, mi madre biológica. -dice dejando la taza sobre la mesa. -Tal vez ya saben que no tengo buena relación con ellos por el internet. -la mayor asiente, no habia mucha información de los padres de Emilia, pero se sabía que ellos no eran parte de su vida, la rubia vuelve a soltar un suspiro para luego comenzar a relatarle la historia con sus padres biológicos. -Se supone que una madre ama a sus hijos de manera incondicional, pero yo jamás conocí ese amor y a pesar de todos estos años estar alejada de ella aun me duele cada vez que me dice que soy el peor error de su vida. -murmura limpiando sus mejillas.
-Nada de eso es tu culpa Emilia. -dice Molly acariciando el cabello de la rubia. -No tienes la culpa del oído inexplicable que ellos te tienen, y tienes todo el derecho de no presentarte en el hospital al fin y al cabo no son tus verdaderos padres. -le hace saber mientras le limpia una lagrima que caía por la mejilla de la rubia. -A partir de hoy me encargare de enseñarte lo que se siente el amor de una madre, al momento de que te casaste con Joseph tú te convertiste en mi hija y quiero que sepas que puedes hablarme para cualquier cosa, si quieres algún consejo o simplemente tuviste una pelea con él. -la rubia sonrie mirándola con cariño.
