Mi nombre es Zetaree. Soy la princesa Imperial de Nirvania de Norte. Y me acabo de casar.
Me he casado con La Muerte. El hombre más temido y despiadado de este continente. Este matrimonio se suponía que sería mi ruina. Pero no estoy dispuesta a acep...
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—¿Pasa algo Zetaree?
Chiara me mira preocupada al igual que Agatha.
Bueno... he estado casi 20 minutos sin hablar. Pero... Es que me resulta extraño. Jamás había visto este vestido en mi vida. Entonces...
¿Por que soñé que lo llevaba puesto?
Tal vez mi mente me traiciona. Tal vez no es el mismo.
No, no.
Es este. Los bordados, el tono pulcro de blanco. Su forma V en la parte posterior y las magas que caen. Las mariposas de diamantes y perlas en el corsé.
Y lo peor no es el vestido. Sino...lo que sucede en mi sueño.
Siento de pronto un mareo. Casi caigo.
—¡Ze!
Chiara y Agatha me agarran antes que pueda caer al suelo. Una de mis damas me abanica. No puedo respirar bien.
—Trae un poco de agua. —Chiara le ordena a otra dama.
—No...no Chiara no es necesario. Estoy bien.
Me miro por última vez en el espejo . Vuelve mi corazón a desesperarse. Cierro mis ojos y me levanto. Finjo una sonrisa y miro a mis hermanas.
—Mejor vamos. Ya se hace tarde para la recepción.
Mis hermanas me miran en silencio con preocupación. Pero me siguen hasta el salón de baile donde todos mis invitados me esperan.
Cuando llego a la cúspide de las escaleras se escucha la voz de un hombre. Es el chambelán que anuncia mi llegada.
—Con ustedes... su alteza real, Zetaree de Marisca Esparta. Princesa del Imperio Nirvania del Norte.
Todos se voltean a mirarme detenidamente cuando la luz me ilumina, mi cuerpo se siente dormido de pronto. Siento como unas pequeñas agujas atraviesan mis pies. Me quedo congelada en el lugar mirando al vacío. Siento de pronto un calor en mis hombros. Me volteo un poco. Mis hermanas me sonríen.
Sonrío una vez más. Miro hacia el frente y bajo las escaleras con mi frente en alto. Llego al salón de bailes. Me volteo hacia el trono. Mi padre, El Emperador de Nirvania del Norte me sonríe. Luce majestuoso e imponente. Pero cuando está a solas conmigo y con mis hermanas es el padre más amoroso del mundo.
Poco a poco se levanta de su trono y viene hacia el medio de la pista de baile. Cuando se detiene delante de mí hago una breve reverencia en señal de respeto. Luego me vuelvo a incorporar y le sonrío. Mi padre pone su mano izquierda en mi cintura y la derecha sobre mi mano izquierda. El vals comienza. Me comienzo a mover de manera delicada y al compás de la melodía. Bailamos en silencio y bajo las miradas de todos los invitados.
Cuando el vals termina quedamos frente a frente. Hago una vez más una reverencia. Mi padre toma mi rostro y me besa en la frente. Luego vuelve a tomar mi mano y se voltea hacia los invitados.
