— Me alegro que hayas aceptado hablar conmigo a solas, sin crear ningún escándalo. Eso me dice mucho de tu carácter.
El Emperador de Nirvania del Norte cree que con besarme el culo voy a pretender que no vi nada y que tampoco voy a intentar hacerme de su Impero.
Que equivocado está.
Ya en mi mente pasan millones de formas para que me entregue su Imperio si no quiere que haga una campaña con el Ministerio Universal para que tomen a su amada hija y la quemen en la hoguera.
Luego del desafortunado incidente en el laberinto, El Emperador tomó a sus dos hijas y las sacó del ahí seguidos por mi. Cuando llegamos al jardín ordenó que la princesa rubia y malcriada a la que llaman Zetaree fuera llevada a su habitación. También le pidió a su otra hija ridículamente pálida y de cabello púrpura que buscara a la hermana mayor llamada Chiara y que juntas sirvieran de anfitrionas en la dichosa fiesta.
Luego me guío hasta su estudio. Me indica que me siente en uno de sus sillones sumamente elegante y me atrevería a decir que nuevos.
El Emperador me sirve una copa de vino tinto y me la ofrece. La tomo por cortesía, luego se sienta frente a mí.
— Me disculpo por el comportamiento de mi hija. Ella sabe que está sumamente prohibido usar su maldición en contra de los humanos.
—¿Maldición?— Pregunto divertido.
El Emperador sonríe luego de beber un sorbo de vino. Mira su copa y se dispone a hablar.
— ¿Sabes Cedric? Siempre quise hijos varones, son más fáciles de criar. Sobre todo porque no tienes que vivir con el temor de que los errores de nuestros antepasados nos persigan.— Voltea su mirada hacia mis ojos.— Por desgracia, no corrí con la misma suerte que Nirvania del Sur.
Me levanto de mi puesto derramando el líquido rojo de mi copa.
—¡No te atrevas a insultar el legado de mi familia!¡Jamás nos ensuciaríamos con criaturas diabólicas que profanan a nuestro Dios!
El Emperador ríe. Se levanta con calma de su asiento también, alza una ceja.
— Te sorprendería saber lo hermosas y seductoras que eran las ninfas.
— También letales.
— Eso ya lo sabemos Cedric. Pero ellas ya no existen. Y las que están hoy aquí son mis hijas. Y haré lo que sea necesario por mantenerlas a salvo.
Rio con mi boca cerrada.
—¿ Eso es una amenaza Emperador?
— Depende de tus intenciones.
Me quedo en silencio aún sonriendo. Por lo visto. No es un idiota después de todo.
— No creas que no te conozco príncipe. Tu reputación te precede. El gran Cedric. O cómo te conocen en el campo de batalla. La muerte.
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Esposa virgen
RomanceMi nombre es Zetaree. Soy la princesa Imperial de Nirvania de Norte. Y me acabo de casar. Me he casado con La Muerte. El hombre más temido y despiadado de este continente. Este matrimonio se suponía que sería mi ruina. Pero no estoy dispuesta a acep...