⚜️Capítulo 11⚜️

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A mi nadie me rechaza

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A mi nadie me rechaza.

Cedric no sabía por qué había dicho esa frase. Normalmente nunca le ha importado lo que piensen los demás de él.

Normalmente no piensa o analiza los sentimientos de los demás respecto a él.

Nunca buscaba la aprobación de nadie, menos la aprobación del sexo opuesto. De hecho. Siempre la había rechazado. Mars no había sido su primera mujer. Antes de ella hubo muchas, pero todas lo buscaban a él. Mujeres de la corte. Mujeres del bajo mundo que por cosas del destino habían coincidido en el mismo lugar y momento que sus deseos carnales. Pero ninguna había despertado en él más que eso; deseo momentáneo. Deseos que a la luz del sol desaparecían. Hasta que llegó Mars a su vida. Mars había logrado sin él mismo saberlo despertar  algo que era nuevo en su vida: amor. Ella lo arriesgó todo por él. Luchó por su corazón y logró entrar en él.

Mars había estado en su vida por mucho tiempo y él no se imaginaba un futuro sin ella.

Aún parado frente al espejo vestido para su boda con otra no podía creer lo que estaba a punto de hacer.

—Cedric. Ya estoy aquí.

Su hermano Drogo entra a su habitación ya vestido igual, mira a su hermano de arriba a abajo y cierra la puerta. Sonríe mirándolo mediante el espejo.

—¿Por qué no usas algo mejor? Es tu boda.

— Esto servirá. No es nada del otro mundo.

— Usas esa ropa todos los días.

— Drogo por favor no me importa mi ropa.— Se voltea para ver a su hermano de frente.— ¿Hiciste lo que te pedí?

— Eh... ¡Si! Lo hice.

—¿Se la entregaste a ella personalmente?

— Bueno. Se lo entregué a una de sus damas...

—¿Cómo?— Cedric camina molesto hacia su hermano.— Carajo Drogo te pido un simple favor y no lo puedes hacer bien.

—¿Y qué querías Cedric? Nirvania es una locura con todo esto. Tuve que atender a unos funcionarios que no hacían mas que preguntarme sobre los cambios que el Sur va a tener con esta unión.

—¿Qué les respondiste?

— Nada. Les dije que deben esperar por Padre.

— Perfecto, entonces ¿A quien le entregaste la carta?

—  Ya te dije, a una de sus damas.

Cedric no dice nada más, se queda en el mismo lugar con su mente en blanco.

—¿Cedric?—Su hermano lo llama, él alza sus ojos hasta él.—¿Qué esperas? Vamos.

Cedric camina hacia la puerta. La abre y sale de la habitación seguido por su hermano. Se detiene abruptamente frente a sus guaridas y los mira detenidamente.

Esposa virgenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora