⚜️Capítulo 54⚜️

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Despierto abrazada a su pecho desnudo

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Despierto abrazada a su pecho desnudo. Siento mi cuerpo pesado, pero al mismo tiempo denso. Parpadeo varias veces para que mis ojos se acostumbren a la luz. Veo las telarañas en el techo. Con la luz del sol brillan.

O seré yo que veo hoy todo más... lindo. De un color diferente.

¿Así se siente ya ser una mujer?

Haber dejado atrás la inocencia.

¿Así se siente saber cómo un hombre y una mujer pueden volverse sólo uno? Como dos cuerpos y almas se pueden conectar.

Sonrío y me volteo un poco. Él aún está dormido. Así parece solo un joven. Sin pecados ni muertos en su espalda.

Aunque seamos claros.

Quien tiene corona tiene muertos.

Eso no es un secreto.

Me pregunto si cuando yo tenga una igual los tendré.

Suspiro y me levanto de las mantas. Aún estoy desnuda. Me acerco a la ropa militar y me comienzo a vestir. Cuando me pongo el pantalón y la camisa me acerco a la comida y preparo una bandeja con uvas y queso. Me siento a su lado y lo beso en los labios. Mueve los ojos bajo sus párpados, sonrió y lo vuelvo a besar, esta vez más lento, él poco a poco me da paso entre sus labios y me sigue el beso aún con los ojos cerrados. Toma mi nuca y me acerca mucho más. Luego suspira pegado a ellos y separamos los rostros. Él me mira en silencio, traga en seco.

— Buenos días— Lo saludo sonriendo.

Él me mire con su expresión de siempre. Una mezcla entre serio y preocupado. Como si tuviera millones de cosas en la cabeza.

— Buenos días— Me responde con voz ronca.

Me volteo y tomo una uva, se la doy en la boca y él la mastica a la par que yo me como una.

—¿Qué haremos hoy?— Le pregunto comiéndome una uva y dándole a él otra.

Él se incorpora en la cama y su macizo abdomen de cuadros queda expuesto ante mi robando mi mirada.

— Tú volverás a Palacio. Y yo iré a cazar piratas.

Me chupo los dedos y dejo la bandeja a un lado.

— No quiero volver al palacio.

— Ya, pero eso no está en discusión— Se levanta de las mantas desnudo. Su piel bronceada y con cicatrices brilla bajo la luz del sol. Se acerca a su ropa y se pone su ropa interior y pantalón— Ya te expliqué que esto es muy peligroso.  Es mejor si estás en el palacio.

Me levanto y me acerco a él. Levanta su mirada de su cinturón que está abrochando y  me mira.

— Ordenaste que se llevaran a la mitad de tus hombres. Si tomas otros para que me devuelvan a Palacio te quedarás corto.

Esposa virgenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora