Mi nombre es Zetaree. Soy la princesa Imperial de Nirvania de Norte. Y me acabo de casar.
Me he casado con La Muerte. El hombre más temido y despiadado de este continente. Este matrimonio se suponía que sería mi ruina. Pero no estoy dispuesta a acep...
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Su largo cabello escarlata está suelto y desordenado, su vestido es simple y sin color, es... cómo los vestidos que ella preferiría quemaría y andar desnuda antes de usarlo. Sus zapatos de correa están desgastados y llenos de lodo con nieve. Está desmayada, rota, sucia.
Siento una opresión en mi pecho al mismo tiempo que alegría, no se cómo describir este sentimiento de alivio y desesperación.
Pero... en el fondo lo sabía, sabía que ella volvería a nosotras. Porque yo lo soñé, y mis sueño siempre se hacen realidad.
Dante por su parte está desesperado, sucio y más delgado que la última vez que lo vi. No es el príncipe pirata que irradiaba brillantez, altanería y misterio como hace meses atrás. Ahora era un hombre desconsolado pidiendo a gritos una mano amiga.
— Cedric...— Dice con la voz rota y sin aire. Cedric está como yo, perplejo y sin palabras, parado frente a ellos sin poder decir algo por el asombro — Ayúdame— Una lágrima se ve salir de los ojos de Dante.
— ¡Guardias!— Reacciona Cedric y llama a sus soldados. Al acto aparecen ante nosotros unos diez , Cedric les ordena que tomen a Chiara y la lleven a una de las carpas. Cedric se quieta su capa y se la entrega a su hermano, pero le ordena a los guardias que se lo lleven prisionero.
No entiendo nada y me giro para mirarlo, me toma de la mano y me indica con la mirada que me quede callada. Por primera vez en mi vida hago lo que me pide y mantengo mi posición.
Juntos volvemos hacia nuestras carpa y me deja ahí luego de darme un beso en la frente. Me pongo a dar vueltas y vueltas en el mismo lugar comiéndome la uña del dedo gordo.
¿Y si mi hermana es acusada de piratería?
¿Y si está muy mal?
¿Habrá comido algo?
¿Tiene hambre? De seguro tiene hambre.
¿Volveremos hoy al Sur?
¿Y si mi hermana necesita un doctor y no tenemos tiempo de llegar?
Me arrodillo en el suelo y me balanceo de adelante hacia atrás nerviosa.
No se cuanto tiempo ha pasado desde que Cedric se marchó. Los rayos del sol se ven pasar por las rendijas de la entrada indicándome que ya amaneció y yo no he dormido nada pensando en mil cosas al mismo tiempo.
Salgo de mi cabeza cuando él vuelve , me mira en el suelo y suspira para agacharse y levantarme.
—¿Cómo está ella?¿Está despierta?¿La puedo ver? Quiero verla, llévame a verla— Él me detiene cuando trato de salir de la carpa.
— Ella está bien Zetaree, ayer la envié con mis hombres al Sur.
¡¿Qué?!
—¿Por qué no me llevaste con ella?— Le grito entre lágrimas.
