⚜️Capítulo 28⚜️

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En el almuerzo la pasé bien

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En el almuerzo la pasé bien. Aunque... un poco incómoda la verdad. Lucila y Fiorella no se aparecieron. Cedric y Drogo estaban unos asientos alejados de Agatha y de mi. Tampoco vi a Mars. Gian se sentó a mi lado y no dejaba de buscarme conversación. Aunque eso me ayudó para sacarle información.

Supe dónde se encontraba la biblioteca real y que ahí hay guardados libros bajo llave debido a su importancia histórica. Libros de leyendas e historia antigua. Historia que... puede que esté prohibida tener registro de ella.

Luego del almuerzo, los hombres salieron de caza al gran bosque y las mujeres nos quedamos tomando el té. Conocí a una que otra miembro de la realeza de los países fronterizos con el Sur. Y casi todas tenían el mismo concepto de este: Mejor de amigo que de enemigo. Otras hicieron insinuaciones sobre mi matrimonio, y dejaron muy en evidencia saber de la existencia de Mars. Cosa que no me toma por sorpresa. Incluso yo antes de mi matrimonio sabía de ella.

Luego del té, Agatha y yo nos disculpamos y nos retiramos. Saliendo de la sala del té Rovin nos intercepta y se lleva a Agatha diciendo que la necesitaba con urgencia.

Así que yo sola subí hasta mi habitación. Caminando por el pasillo me encontré con Mars. Ella estaba saliendo de su habitación. Me miró un instante de arriba a abajo con desprecio y pasó por mi lado en silencio. Yo seguí mi camino. Abriendo la puerta me encuentro con la mirada preocupada de Fiorella y con furia de Lucila. Miro hacia mi baúl y veo mis vestidos nuevos.

Todos y cada uno de ellos arruinados por completo. Hechos retazos viejos, inservibles para nada e imposibles de reparar.

—¿Qué ha pasado?— Cierro la puerta y me acerco al baúl. Tomo el vestido azul cielo que había escogido para el desayuno de mañana.

Miro a las chicas. Ellas están molestas.

— No lo sabemos. Llegamos hace una hora y... encontramos tu baúl así Ze.— Me dice Fiorella.

—¿No lo sabemos? Es evidente.¡Fue ella! ¡Fue esa maldita víbora venenosa mosquita muerta!¡Ahh! ¡Quisiera coger su cuello y...!¡Y...! ¡Ahh! ¡Es tanto el coraje que siento que no me salen las palabras!— Lucila está verde de cólera. Sonrío un poco y toco su hombro.

— No te preocupes Lucila. De todas formas no quería ir al baile.

— No. No lo acepto. Además. Te necesito Zetaree. Te necesito porque eres la clave para impedir mi compromiso.

Lucila ahora está nerviosa y con miedo. Miro a Fi que está igual.

— Nos dimos cuenta de algo. Bueno, es evidente así que no fue difícil.— Explica Fiorella.

— El príncipe está interesado en ti.— Dice Lucila agarrando mis manos.— Y te necesitaba hoy para que él no me prestara atención ni un instante. Y así evitar que se siga con el compromiso. De verdad Ze, yo no quiero esto por favor te lo pido.

Esposa virgenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora