⚜️Capítulo 23⚜️

436 54 7
                                    

—¿Quién te hizo esto?

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—¿Quién te hizo esto?

Formulé la pregunta nerviosa. Porque no quería escuchar la respuesta de su boca.

Respuesta que ya sabía.

Ella se queda callada. Veo sus ojos cristalinos y cómo su hombros tiemblan. Ríe nerviosa y me mira.

—¿Quién crees?

La miro fijamente mientras ella llora en silencio mirándome a los ojos. Respiro y trago.

— Mars.

Ella sonríe entre lágrimas.

— Me destruyó la vida. Después del accidente, nadie me ha querido aceptar en la corte. No he recibido ni una propuesta matrimonial decente. Estoy en la ruina.

Ella ahora llora. Me acerco lentamente y la abrazo. Ella me devuelve el abrazo entre lágrimas y sollozos. Me separo un poco y limpio unas lágrimas del que alguna vez fue un rostro hermoso y perfecto.

—¿Por qué te hizo esto?

Ella respira un poco para calmarse.

— Porque yo era la prometida de Cedric antes de que el maldito de su padre; el padrino de Cedric lo capturara y chantajeara a Cir Winterboot con la corona. Antes de que Mars llegara a este palacio como la gran salvadora.

Me quedo en silencio. Trago en seco y le pido que se siente una vez más. Ella está más calmada. Saca un pañuelo de su bolsa y se toca la nariz.

— ¿Tú y Cedric? Ya sabes...

—¿Qué? ¿Si nos amábamos?—Asiento con mi cabeza.—¡No! Para nada, éramos sólo bueno amigos. No nos veíamos como futura pareja, jamás pasó nada entre nosotros. Bueno, éramos amigos antes de que él se convirtiera en el ser más frío y despreciable de este País.

— Él¿Era diferente?

Ella sonríe como recordando algo.

— Siempre fue valiente e inteligente, también piadoso y bondadoso, no estaba de acuerdo en muchos aspectos políticos de su padre.— Deja de sonreír—Pero después de lo sucedido en Outfild, él cambió por completo.

— ¿Outfild?

— El antiguo reino al que pertenecía Mars. Cedric lo hizo cenizas. Ahora pertenece al Sur.

— Ya. Bueno. Creo que sus acciones estaban justificadas.

— Si. Pero no todas. No entiendo su ambición desmedida de controlar todo, de tener todo bajo su poder.

Bajo mi cabeza. Juego un poco con el bordado de mi vestido.

— Yo tampoco. De hecho, soy el resultado de su ambición.

Ella me mira detenidamente. Toma mi mano y alzo mis ojos.

— Pero ahora estás aquí. Serás la Emperatriz en algún momento. Eres un rayo de esperanza para el Sur.

Esposa virgenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora