⚜️ Capítulo 32⚜️

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Quiero creer que mi mente falla y hace a mis oídos escuchar cosas sin sentido

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Quiero creer que mi mente falla y hace a mis oídos escuchar cosas sin sentido. Quiero creer que el haber llegado a este lugar ha sido decisión mía y no mi destino.

Pero creo ser lo suficiente inteligente para saber que no es así.

Niffâ. Me llamó Niffâ ¿Por que el Rey me llama como la mujer de mis sueños? La mujer dorada.

Y ¿Por qué tengo cada vez más interrogantes y menos respuestas?

Gian se acerca a su padre y se agacha quedando a mi lado.

—¿Papá?— Llama a su padre sorprendido. El Rey no ha dejado de acariciar mi rostro y sonreír — Esto debe ser un milagro Zetaree. Llevaba meses sin hablar o moverse.

El Rey sonríe mucho más. Y con una mano temblorosa toca mi mano.

— N...ni...ni— Trata de volver a hablar pero una repentina tos se lo impide.

—Papá— Gian lo toma por los hombros preocupado. Sus guardias se acercan y uno toma al pobre y esquelético Rey entre sus manos para llevarlo al Palacio — Lo siento princesa Zetaree. Me debo retirar.

— Voy contigo.

Sigo a Gian hasta el interior del palacio, llegamos a los aposentos del Rey y los guardias lo ponen sobre la cama. Gian rápido mira a las damas y enfermeras de la corte para que lo ayuden. Una de ellas trae un poco de agua y otra un cocimiento. Luego de darle agua al Rey le dan el cocimiento y el Rey se calma un poco. Pero aún hace como para hablar.

— Debo ir a buscar a mi madre, ella es la única que sabe los ingredientes de su medicina— Gian me mire preocupado— Gracias por venir Zetaree, si quieres ya te puedes retirar. No quiero incomodar a una de mis invitadas con estos asuntos de enfermedad y penuria.

Sonrío y tomo la mano de Gian.

— Para nada Gian, es un honor. De hecho...— Miro hacia la cama donde yace el Rey y luego vuelvo a mirar a Gian— Si quieres me puedo quedar aquí hasta que vuelvas, así tu padre no estará solo.

Gian me sonríe, toma mis manos y deposita un beso en ellas.

— En una de las cosas que dijo mi yo bebido tenía razón en algo.

Me quedo callada mirando sus ojos.

— Eres demasiado buena para él. Es... es— Suspira— Es una lástima no haberte conocido antes.

Sonrío y tomo las manos de Gian.

— Olvida ese asunto ahora. Mejor ve y busca a tu madre.

Él se separa de mi y sale por la puerta. Miro la cama y me acerco. Le pido a una de las damas que me entregue un vendaje con agua y lo pongo en la frente del Rey.

Ahora está dormido, al parecer la medicina hizo efecto.

Me quedo mirándolo y no puedo evitar recordar a papá.

Esposa virgenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora