⚜️Capítulo 59⚜️

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El silencio roto por las olas, la oscuridad interrumpida por la luz de la luna, el viento marítimo que nos envuelve y hace temblar nuestros cuerpos

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El silencio roto por las olas, la oscuridad interrumpida por la luz de la luna, el viento marítimo que nos envuelve y hace temblar nuestros cuerpos. El brillo escondido en su profunda mirada que no sabes lo que guarda. No sabes sus intenciones ni el por qué está aquí.

Todo esto me hace sentir demasiado alterada y nerviosa. Porque sé que estamos a su merced. Es que mierda, incluso mis poderes. Ya no se si los tengo o se los entregué al ser más despiadado que haya conocido. No se si le he dado las armas necesarias a un monstruo para hacer cenizas todo a su paso.

No se, ahora mismo lo único que si sé es que mi amiga estuvo a punto de morir y este hombre que jamás he visto en mi vida la ha salvado.

Él se levanta de la arena y queda parado frente a nosotras. Lu está y no está aquí, tiene los ojos cerrados pero respira mientras que yo la abrazo con todas mis fuerzas sabiendo que nada de eso servirá para protegernos.

Él hace para acercarse y lo único que atino a hacer es tomar una piedra sin dejar de abrazar a Lucila.

—¡Un paso más y esto va directo a tu cara!— Le grito al hombre y apunto a su cabeza.

Él me mira divertido y alza sus manos. Su camisa mojada se abre un poco mostrando su musculoso y tatuado pecho.  Ahora que lo detallo es súper alto, puede que le saque unos centímetros a Cedric, y eso que Cedric está al rededor del metro ochenta y cinco. La camisa blanca se pega a sus brazos como queriendo reventar por sus músculos. Su cabello y barba son negros, con destellos blancos por las canas. Debe estar entrando en los cuarenta y sus ojos. Oscuros y fijos como dos botones de ébano.

— Tranquila niña, no pienso hacerles nada, puedes bajar tu arma.

Apunto mucho más la piedra y aprieto mis labios abriendo los ojos para que sepa que no estoy jugando. Se trata de acercar y le lanzo la piedra, pero él la detiene sin esfuerzo con su mano antes que impacte con su cara. La mira con una ceja alzada y la tira al mar. Luego se acerca a nosotras y se agacha. Me mira rápido y mira a Lucila. Mueve a un lado la cabeza y quita el cabello mojado de su rostro. Se queda en silencio observándola.

Yo por mi parte miro de un lado a otro y no veo a más de mis manos prácticamente. Miro hacia abajo y entrecierro mis ojos cuando veo una pistola en el costado de su pantalón. Alzo mis ojos y él está mirando a Lucila perdido en sus pensamientos. Incluso acaricia la mejilla de ella con la yema de sus dedos.

"¿Qué te habrá pasado para que hicieras eso?"

Murmura muy bajo contemplando su rostro mojado y con arena.

Tomo la pistola y le apunto en la barbilla al pirata. Él alza lentamente sus manos y desvía sus pupilas hacia mi cara.

— Te dije que nos dejes tranquila pirata. Márchate si no quieres que te vuelve los sesos.

Él se ríe y señala con sus ojos el arma.

— Apuesto que no sabes ni usarla.

Me rio y quito el seguro. Me mira sonriendo en silencio.

Esposa virgenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora