⚜️Capítulo 16⚜️

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— ¿No piensas responder a mi pregunta?

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— ¿No piensas responder a mi pregunta?

La joven me vuelve a preguntar después de quedarme en silencio.

Estoy cansada.

Cansada de todo esto.

Hace tan solo tres días atrás era la chica más feliz del mundo. Tenía todo lo que podía desear. Vivía en un enorme Palacio con mis hermanas sin problemas, sin preocupaciones, sin deberes, nada.
Tenía un padre que me daba todo lo que pedía. Su mayor preocupación era hacerme sonreír.

Ahora soy una refugiada policía en otro País. Estoy en medio de un Palacio completamente desconocido para mi con millones de preocupaciones en la cabeza, sin saber dónde está mi hermana o cómo está mi padre usando sólo un puto zapato delante de una desconocida que sus primeras palabras hacia mí fueron llamarme estúpida.

Suspiro. Me rasco la sien  y sonrío.

— Mi nombre es Zetaree. Princesa Imperial de Nirvania del Norte.

Ahora en sus ojos veo odio.

No lo sé. Acabo de conocerla pero su aura es muy hostil. Cómo si me odiara de manera instantánea. Ella no dice nada. Se queda mirándome fijamente por varios segundos. Vuelvo a suspirar y trato de pasar por su lado.

— Si me disculpas, me retiro. Necesito un baño de agua caliente.

Paso por su lado pero su mano me lo impide. Sin darme cuenta ella me empuja hacia atrás sosteniéndose de mi brazo. No caigo por las escaleras gracias a que me agarre de las barandas.

— Hija por favor ¿Qué haces?

Escucho a la señora de luto hablarle.

—¿Me puedes soltar?— Le ordeno molesta mirándola fijamente.

Ella está furiosa, no suelta su agarre de mi mano, de hecho. Se ha vuelto más fuerte. Recupero mi equilibrio y trato de soltarme. Ella me hala hacia su rostro. Me sonríe de manera siniestra.

— Espero que no esté muy cómoda su alteza. Su estancia aquí será corta.

No entiendo.

Por mi Dios esto era lo único que faltaba. No he llegado y me encuentro con una loca.

Me suelto de una vez y puedo ver en mi brazo una marca roja. La chica se marcha con su creo madre bajando las escaleras.

Me quedo en el mismo escalón procesando todo lo ocurrido.

¿Aquí que carajos pasó?

¿Por qué me odia? Si ni tan siquiera la conozco.

Volteo para seguir caminando. Me encuentro con la sierva. Está nerviosa, tiene la mirada clavada en el piso. Suspiro.

Ella debe saber quien es esa mujer.

—¿Quién es ella?

La sierva no responde. Veo cómo su cuerpo tiembla de terror.

Esposa virgenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora