Esposa virgen

⚜️ Capítulo 37⚜️

Estoy aún dentro de la cabaña. Anoche no pude dormir ni un instante. No por mis pesadillas, sino por mis miedos.

Miedo a esto que estoy sintiendo. A estos sentimientos de mierda que no me dejan en paz. Creo que prefería cuando no los entendía. Cuando eran un misterio para mi.

Porque al menos los podía confundir con odio y deseo.

Pero ahora. Ahora no se ni tan siquiera cómo mirarlo a la cara.

Tocan la puerta de la cabaña y para mi tranquilidad es Rovin. Miro su mano y no puedo dejar de sentirme culpable. Culpable de que él casi es asesinado por el psicópata de su amigo. No me extraña que luego de esto me odie y no quiera saber de mi.

Rovin se acerca al lado de la cama donde estoy acostada arropada con las viejas sábanas. Me mira en silencio un instante a los ojos. Ellos se vuelven cristalinos y sin pensarlo nos abrazamos y rompo a llorar. Rovin acaricia mi cabello para que me calme y luego de unos minutos me separa de él.

— Lo siento — Digo hipando por mis lágrimas — Lo siento de verdad.

Rovin me sonríe y acaricia mi rostro.

— Tranquila Zetaree. Tú no tienes la culpa de nada—Lloro mirando sus ojos mientras él me sonríe— El culpable de todo es él. Por ser como es. Por solucionar todo con sangre—Lloro en silencio y él toma mi barbilla para que lo mire a los ojos— Tú eres una víctima en todo esto, no lo olvides nunca.

Sonrío y él me devuelve la sonrisa. Sentimos la puerta de la cabaña abrirse y mi corazón se detiene cuando lo veo entrar a la cabaña. Aún tiene sangre en sus manos. Nos mira serio y con la cabeza en alto.

Mira a Rovin y él se levanta de la cama. Se acerca a Cedric y yo me quedo en la cama arropada. Él mira al Rey acostado y luego vuelve a mirar a Rovin.

— Toma al Rey y vete con él. Drogo y yo nos encargamos del resto.

Rovin hace una reverencia y se acerca al Rey. Lo carga con cuidado y pasa por el lado de Cedric hasta la puerta, sale hacia afuera y Cedric la cierra una vez más.

Yo miro hacia el frente seria con mis mejillas húmedas y mi corazón desbordándose de mi pecho. Nerviosa porque estamos solos. Y cada vez que lo estamos algo pasa. Y no quiero, no quiero que vuelva a pasar algo entre nosotros dos. Quiero terminar con esta historia. Quiero que él siga su vida con Mars y yo tener la mía tranquila. Con mi hermana y mis amigas. Sin él alrededor.

Siento su presencia frente a mi, pero no volteo a mirarlo ni un instante.

—¿Cómo estás?

Cierro mis ojos y respiro. Odio cuando es así. Cordial y educado. Lo prefiero en su estado salvaje y asesino. A ese lo sé tratar. A este otro me falta práctica.

— Bien.

Sin esperármelo él se acuesta boca arriba en la cama a mi lado y yo ya no respiro bien.  Siento su respiración pesada pero no volteo a mirarlo.

—¿Aún me odias?— Lo escucho hablar con una voz neutra y calmada.

Trago en seco mirando el suelo.

— Con todo mi corazón.

Escucho su risa a mi lado pero no lo miro. Se hace un silencio en la cabaña. Solo se escucha nuestra respiración. Me volteo un instante y él tiene los ojos cerrados. Tiene ambas manos bajo su cabeza y aún está boca arriba.