CAPÍTULO 1. TEMPORADA 1.

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Había sido un viaje de vuelta un poco agridulce: estaba emocionada, pero echaría mucho de menos a mis amigos en Beauxbatons, especialmente a Fleur, que a pesar de ser un poco mayor era de mis mejores amigas.

Pasé un verano estupendo, conocí mucho mejor a los Weasley, a Harry, a Hermione.., me hacían sentirme en casa y rápidamente entablamos una bonita amistad. Pero las semanas habían pasado tan rápido que cuando quise darme cuenta, al día siguiente empezaríamos nuestro 4º años.

-¿Emocionada, Lancaster?- dijo Fred con tono divertido.
-Emocionada, absolutamente asustada.., llámalo como quieras- contesté entre risas pero con cierto nerviosismo.
-Tranquila, T/n, Hogwarts también será tu hogar, y nos tienes a nosotros. Además, todo el mundo es genial, te caerán estupendamente- animó Hermione, con un abrazo reconfortante.
-Sí, exceptuando a ciertos Slytherin con los que dudo que te relaciones, estarás muy tranquila en Hogwarts- comentó Ron entre risas junto a Harry.

Realmente no sé a qué se refieren, pero no le doy importancia. Sé que todo irá bien, así que me dispongo a pasar mi última noche en la madriguera tras una cena infinita de Molly y me acuesto en la cama contigua a la de Hermione. Mañana será un día muy largo, sólo espero que todo vaya bien...

✨✨✨✨✨✨✨

Son las 10 de la mañana y King's Cross está más llena de vida que nunca: niños de primero tan nerviosos como yo se despiden de sus padres y allí estoy yo, diciéndole adiós a los míos con la mano temblorosa mientras los veo alejarse con los Weasley. Ahora empieza esto de verdad.

En uno de los compartimentos nos acomodamos Harry, Ron, Hermione y yo, aunque durante el viaje Seamus y Dean, al igual que Luna, se pararon a saludarnos un rato: verdaderamente tenían razón, la gente en Hogwarts era amable y me hacían sentir aceptada.

Mientras apreciaba las largas praderas por las que el tren recorría dirección a la escuela, escuché a la vendedora de dulces; el viaje era bastante largo así que me dispuse a comprar algo para mí y para el resto. Hermione estaba sumida en un libro, mientras que Harry y Ron dormían el uno encima del otro. La escena me hizo reir, y con la misma me levanté y me acerqué al carrito. Pero al abrir la puerta del compartimento y salir en dirección al mismo una voz al fondo del pasillo me llamó:
-¡Eh, Lancaster! -escuché entre risas- suerte con los perdedores con los que te has juntado... me imagino que tienes que ser igualita que ellos.
Me giré y entablé contacto visual con el rubio platino, que aún no me había mirado a la cara. Sus ojos fueron cambiando de burlones a serios al mirarme, y lo vi tragar saliva e incluso creí que sonrojarse muy levemente en la palidez de sus mejillas.
-Ojalá poder contestarte, pero yo, a diferencia de ti, no sé ni quien eres- respondí con una sonrisa de suficiencia entre las risas de sus amigos.
Sabía perfectamente que era Draco Malfoy acompañado de Crabbe y Goyle, sabía que era el chico más codiciado dd Slytherin y, por desgracia, ahora sabía que era guapísimo.
-Nos veremos en Hogwarts, Lancaster...- dijo cruzando por el estrecho pasillo y haciendo una pausa justo en frente de mi.
-Lo mismo digo... Malfoy- y de paró unos segundos mirándome desde arriba con una sonrisa ladeada.

Fue la situación más rara de mi vida, pero terminé de comprar y entré con humor en el compartimento. Cuándo me di cuenta ya estábamos a minutos de Hogwarts.

POLOS OPUESTOS: Draco Malfoy y tú. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora