CAPÍTULO 40.

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NARRA T/N:

-¿Qué?- reí irónicamente- ¿te piensas que soy idiota, Zabini?

-No te miento, T/n. La carta traía un encantamiento y se desintegró. Y es lógico porque lo que decía...- le corté.

Empuñé mi varita y se la puse en el cuello. Estábamos solos en la sala común de Slytherin.

-¿Qué decía entonces, sucio traidor?- dije amenazándolo.

Me miró con una seriedad penetrante.

-Que le es fiel a Voldemort- pronunció su nombre, desafiante- que es su destino y tienes que aceptarlo. Que su decisión final no has sido tu, Lancaster. Draco ha elegido a sus padres, y a Él. No te quiere, T/n.., y me duele decírtelo.

Quería mantenerme fría, pues no era la primera vez que manipulaba una carta. En cuarto año con lo del baile lo hizo. Pero aquel tema eran cosas de críos, y esto...

-Mientes- dije aún apuntándole con mi varita.

-¿Ah sí? Pues quiso devolverte esto para deshacerse de el, veo que es bastante parecido al que llevas en tu cuello- y me lanzó el colgante.

Algo en mi se rompió. Baje la varita.

-Ah y, Lancaster. Draco te dejó otra perlita. Tu padre es uno de ellos, y aunque lo sabía, te lo ocultó todo este tiempo. Ambos te mintieron.

Poco recuerdo de ese momento. ¿Qué hice? Creo que me eché a correr con el colgante en la mano. Me paré en sabe Merlín qué pasillo. Me tiré al suelo, lloré, grité. Perdí totalmente el control. Mi vida, hoy sí, se había desmoronado.

Draco había tomado el camino incorrecto, de nuevo. Y mi padre... Mi padre, mi héroe, el hombre de mi vida.., era un asqueroso cobarde, era un mortífago. Era el enemigo.

Ambos me habían mentido.

La rabia se apoderó de mi, pero cuando perdí verdaderamente el control fue cuando vi el colgante de Draco iluminarse.

Lo dejé en el suelo, y con las lágrimas corriendo por mis mejillas apunté con la varita:

Reducto!- grité. Y cuando iba a realizar el hechizo destructor otro haz de luz hizo que rebotase y lo dejó sin efecto.

-P... Profesor Snape yo...- sequé mis lágrimas con la manga. Me iba a meter en un buen lío...

-¿Molesta con un colgante, Lancaster?- dijo observando con cierta pena la gema con las letras D.M en su interior.

-Yo...- tartamudeé nerviosa.

Lo tomó en su mano y lo guardó debajo de su capa negra.

-Son valiosos. Contienen un encantamiento que les hace brillar ante lo que más necesitan- comentó en voz suave.

-C... Creo que sí, señor profesor- tragué saliva.

-Tiene una impulsividad estúpida, como su padre a su misma edad... Pero tiene la inteligencia de su madre, también. Úsela para identificar mejor a las personas. No todo es lo que parece.

Y se fue. Dejándome los tres días siguientes pensando en él, en Severus Snape.

"No siempre el traidor es traidor". Y lo sentí.

-Tengo que hablar con Harry sobre Snape- dije en mis pensamientos.

POLOS OPUESTOS: Draco Malfoy y tú. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora