CAPÍTULO 11.

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-¿En serio..? ¿Vas a ir así de guapa, Lancaster?

Hermione era, probablemente, la chica más gentil que jamás había conocido.

-Venga, Granger. Cuando cierto Weasley te vea va a llorar en un rincón por no haberte pedido en el primer segundo ser su acompañante del baile. Estás increíble.- Ambas reímos y nos fundimos en un abrazo, al momento que yo acababa de arreglar su cabello.

La noche del baile había llegado. Mi madre me envió un vestido corto, con pequeñas piedrecitas verde esmeralda que brillaban con una oscura y bonita intensidad cuando la luz reflectaba en ellas. Con un lazo también verde, atoré parte de mi cabello.

Una vez lista, llegó el momento: -Hora de entrar- me dije con cierto nerviosismo. Di un paso hacia adelante y todas las miradas se desviaron hacia mi, haciéndome enrojecer levemente.

Hacia mi, pero no hacia mi acompañante: exacto, T/n Lancaster iba sola al baile tras haber rechazado gentilmente al codiciado Cedric Diggory.

Ni el rencor hacia el rubio platino me pudo hacer aceptar la invitación de Cedric; le odiaba, si, pero había algo que me empujó hacia el todo este tiempo y era difícil sacármelo de la cabeza. -La distancia y estar sola me ayudarán- pensé.

Fue maravilloso ver el baile comenzar.

Harry hacía lo que podía, Cedric bailaba con sutileza al lado de Cho y Viktor parecía todo menos aquel fuerte y rudo chico cuando miraba a Hermione.

Al final todos se unieron al baile, y yo miraba desde cierta lejanía con ojos de orgullo hacia mis amigos.

Hasta que una mano suave y fría tiró de mi hacia la pista de baile sin dejarme opción: bastó una respiración para identificar el olor de su perfume, el olor a manzana y menta.., y cuando quise reaccionar tenía mi cuerpo tan pegado a él, que mi pecho podía notar sus latidos y su respiración rozaba suavemente mis labios.

-Draco, yo...

-Sh. Calla, por favor. Y escúchame- quería cortarle pero nuestras miradas fijas me lo impidieron.

-Llevo toda la semana intentando pillarte pero me evitas. Y no voy a ser yo el que te fuerce a nada- esta vez hablaba casi en susurros a milímetros de mi oreja mientras bailábamos lentamente. -No fui yo quien escribió esa nota, Zabini hizo un complot con Parkinson para ir con cada uno de nosotros al baile.

Un suspiro salió de lo más dentro de mi:
-A veces lo llegué a pensar pero.., supongo que tenía miedo de hacerme ilusiones en vano- contesté con una leve sonrisa.

Bajó el ritmo. Ahora a penas nos movíamos lentamente, con su mano rozando suavemente mi cintura, y sus ojos mirándome fijamente y bajando hacia mis labios.

-Draco yo.., lo siento. Debí haberte dado la oportunidad de hablar y...

Puso el dedo pulgar en mi labio inferior, acariciándolo como con sumo cuidado. Tomé por hablado el tema, y por primera vez nos limitamos a disfrutar en brazos del otro. Perdí la noción del tiempo.

Cuando me quise dar cuenta, otro tirón leve me llevó a correr tras de el de su mano, esta vez hacia fuera de la fiesta.

Nos perdimos en uno de los pasillos, y nos escondimos como la primera vez en aquel almacén de escobas:
-No puedo creer lo bien que te queda el verde, Lancaster...- dijo entre risas- Cuando te vi llegar, así de... increíble.., me quedé paralizado.

Un rubor inundó mis mejillas, mi corazón se aceleró.

-¿Puedo preguntarte por qué viniste solo, Draco?
-Espero que por un motivo similar al tuyo- dijo esta vez extrañamente serio.
-Dímelo...- susurré mientras su mano en mi cintura me acercaba lentamente a él, enfundado en ese traje negro entallado.
-Creo que me has vuelto loco, Lancaster.

Y acto seguido besó lentamente mi cuello, acelerando progresivamente y erizando mi piel a medida que ascendía, en dirección a mis labios, ya entreabiertos exhalando un pequeño sonido.
Con sus manos tras mi cabello, nuestras respiraciones más aceleradas que nunca, me miró una última vez a los ojos susurrando un "no puedo evitarte más" y humedeciendo sus labios acercó mi boca para devorarla con una suavidad extrema, haciéndome perder la noción de todo a mi alrededor. Hasta que...

-T/n...! - una voz conocida entre sollozos nos interrumpió, intentando disimular el shock en sus ojos. -Ron Weasley... es un idiota...

-Hermione..., ¿qué te ocurre, por Merlín?

Nos fundimos en un abrazo mientras lloraba desconsolada en mi hombro.

Desaparecí con ella dando una última mirada a Draco, que en silencio también se marchó. Lo que acababa de pasar era surrealista...

POLOS OPUESTOS: Draco Malfoy y tú. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora