CAPÍTULO 33. ÚLTIMA TEMPORADA -PARTE 1-

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Había sido un fin de curso atípico, y tras la muerte de Dumbledore a manos de Snape y la revelación de que Lord Voldemort debía ser derrotado a través de la destrucción de sus horrocrux se anunció el principio del cambio.

Aún recuerdo aquella conversación.

-¡Pero somos amigos! ¡Creí que lo éramos!- exclamé envuelta en ira.

-T/n.., no es eso. Eres una más de nosotros desde que llegaste. Pero no puedes venir- dijo Harry mirando al suelo.

-¡Por supuesto! Me ves incapaz. Debía haber imaginado q...- me cortó con más seriedad de la que esperaba.

-Eres demasiado importante, T/n. Dumbledore me lo dijo especialmente. Tienes que estar escondida. Lejos de esto. Segura. Y atenta a las premoniciones que puedas tener.

Callé.

-T/n.., predijiste lo de los horrocrux. No. Aunque muera por que vengas, no debes...- Hermione pronunció esa frase abrazándome.

-Yo... Sé que no me incumbe pero, creo que es lo mejor...- todos le miraron.

Draco puso su mano en mi hombro mientras pronunciaba aquella frase.

-Supongo que tenéis razón...- me resigné.

El verano llegó; probablemente el verano más oscuro de nuestras vidas, y volver con mis padres no podía ser permanente, ya que me buscarían los mortífagos allí primero que en ningún otro lugar.

Y con Draco metido en un lío después de haberse negado a matar a Snape y haberse impuesto a su propio padre... La situación tampoco era sencilla para él.

El expreso de Hogwarts estaba ya preparado para llevarnos de vuelta, sólo que ésta vez el ambiente era distinto. Parecía que un gris eterno cubriría todo por mucho tiempo.

Me levanté de nuestro compartimento para estirar las piernas y dejar de pensar, mientras que el trío dormía. Parecía que descansaban algo por primera vez en días.

-Siempre merodeando por ahí sola, Lancaster- ¿quién no reconocería ese olor a perfume caro y esa voz soberbia?

-Necesitaba estarlo- contesté escueta.

De un movimiento tiró de mi y me metió en el pequeño lavabo de tren, apoyándome suavemente contra la pared.

-Vámonos. Vámonos juntos.
-¿¡Qué!? Draco, ¿qué demonios...?- una risa irónica salió de mi.

-¿Qué harás si no? ¿Pasearte de casa en casa tú sola evitando que te encuentren? ¿Crees que son tontos? ¿Y qué hay de lo que te dijo Trelawney sobre lo de estar en un ambiente tranquilo para dejar que fluyan las premoniciones? Esto no es poca cosa Lancaster.

-Pe...Pero ¿y tus padres? ¿Y los míos? ¿Y mis amigos...? ¿Y dónde vamos a vivir..? Yo... Yo Draco...- sus preguntas me habían dado de bruces contra la realidad pero estaba demasiado abrumada.

-Por el lugar no te preocupes, algo bueno tendría que tener ser un Malfoy- dijo con suficiencia.

Le di un golpe en el brazo a modo de broma.

-Vale no alardearé- rió- pero en serio, T/n, desde allí podemos estar relativamente seguros. Y podemos ayudarles a ellos en la distancia cuando empiece el curso, si volver a Hogwarts se vuelve demasiado peligroso...

Suspiró, mirándome con tristeza en sus ojos grises.

-En cuanto a que nos busquen... Cada día todo irá a peor, Lancaster. El tiempo que nos quede antes de que nos encuentren es todo lo que tenemos.

Habíamos llegado a la estación.

POLOS OPUESTOS: Draco Malfoy y tú. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora