CAPÍTULO 37.

381 26 0
                                    

Cuando llegué a Hogwarts lo que vi me dejó helada.

Con Snape al mando, McGonagall parecía haber perdido todo el poder que en un día tuvo, pero nada superó a ver a Alecto y Amycus Carrow como integrantes del profesorado.

Sólo me quedaría Trelawney, si es que aún se dejaba ver por algún pasillo.

Los días se hacían menos difíciles gracias a Seamus, Dean y Neville. Eran buenos chicos, y me habían acogido con cariño desde la marcha del trío.

Jamás me sentía sola, creo..., pero no era lo mismo.

Y aquella noche no podía dormir.

Me di cuenta de que estar merodeando por los pasillos a altar horas de la noche, tal y como estaba integrado Hogwarts ahora era peligroso. Pero estaba tan absorta en mis pensamientos que me dio igual.

Hasta que una voz me alertó.

-Sé que tienes gran gusto por pasearte a deshora por los pasillos, Lancaster.

Reconocí su voz al instante.

-Blaise...- recordé todo lo sucedido con él y fui instintivamente cortante- ya me iba. Por tu bien, haz lo mismo.

Al levantarme del banco que estaba al aire libre y dejaba ver el cielo estrellado, Zabini me tomó del brazo.

-Espera...- dijo suavemente- sé que no empezamos con buen pie. Y me equivoqué, bastante. Pero quiero acompañarte.

Vacilé un momento. No sabía si debía confiar en esta persona.

-Creo que por esta noche he tenido suficiente- dije esbozando algo de amabilidad.

Antes de irme, me dedicó una intensa mirada.

-Sé que te sientes un poco sola, Lancaster. Y me gustaría ayudar. Cuando estés preparada estaré aquí, para escucharte si me necesitas.

Quizás había prejuzgado a Blaise Zabini por lo sucedido con Draco, o quizás tenía razón, en el fondo me sentía la persona más sola de aquel castillo.

Ya en mi sala común, decidí lavarme la cara con agua fresca para intentar calmar mis pensamientos.

Y entonces lo sentí. Aquel revoltijo en el estómago que conocía bien, mis piernas flaqueando, ya casi tirada en el suelo. Mis ojos dejando de ver a su alrededor.
Mi lengua comenzando a soltarse para pronunciar involuntariamente palabras.

Mi cabeza pudo reaccionar, "Oh T/n, ¿qué harás ahora sola? No voy a acordarme de lo que diga en trance"- pensé un último segundo hasta perder el conocimiento en el lavabo.

Luego, todo oscuridad.

POLOS OPUESTOS: Draco Malfoy y tú. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora