CAPÍTULO 34.

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-Mi niña preciosa- sollozó abrazándome tan fuerte que casi me faltó el aire.

-Mamá...- me fundí en sus brazos. Mi lugar seguro del mundo.

Al soltarnos, nos volvió a unir el abrazo cálido de mi padre:

-Mi pequeña mariposa...
-Aún tan cursi, papá...- reí secando una pequeña lágrima que resbalaba por mi mejilla.

Entonces se miraron.

Se miraron de una manera muy extraña. No Draco y mi madre, que se saludaron con calidez, si no Draco y mi padre.

-¿Pero es necesario, cariño?- preguntó mi madre acongojada.

-Lo es, Emma- cortó mi padre- cuanto peor se ponga esto más premoniciones tendrá y más la buscarán. La necesitan, para bien o para mal.

Draco estaba tan tenso que podía notar su respiración pesada a través del traje negro entallado. Mi padre estaba estático.
¿Pero estos...?- pensó mi voz interior.

-Hm- aclaró su voz- y... ¿Y tú, joven? ¿Tus padres están de acuerdo?

-Mis... mis padres señor, bueno, mi padre... Yo me negué a algo y... He de escapar de eso todo lo que pueda- contestó vacilante.

El semblante de mi padre expresó una inesperada sorpresa.

-¿Te negaste..? Draco, te matará...

-¿Papá..?- reí irónicamente analizándole- ¿qué sabes tú de a lo que se negó y sus consecuencias?

Mi madre desvió la mirada. Parecía como si Draco le suplicase hablar con sus ojos grises pero mi padre se le adelantó e interrumpió al rubio, que estaba a punto de comentar algo.

-Las noticias vuelan, cariño. Tengo que informarme de lo que sucede en el entorno de mi hija.

Hicimos el equipaje, muy ligero, aquella misma tarde, y unas horas después, en medio de la noche, Draco me guió por un sendero en el que nos aparecimos.

-Draco...- le dije en susurros- ¿no te pareció rara la actitud de mi padre... contigo? Ya sabes, después de haber escuchado el curso pasado cómo me ocultaba que habías venido a verme cuando lo del ataque.

Carraspeó y miró fijamente al suelo- eh.., n-no... Ya sabes, ya me había visto y... eres su niña. Es normal...

-Ya pero yo...- me cortó haciéndome mirar al frente.

-Draco es... Por Merlín, es impresionante- una mansión de preciosa fachada nos esperaba. Jamás había estado en un lugar así

-Lo mejor siempre para mi novia- sonrió mientras avanzaba y desarmaba los encantamientos que la protegían para poder entrar, dejándome atrás con cara de sorpresa.

¿Ha dicho...? ¿Me ha llamado su novia?

Me sonrojé aunque el no se fijó.

-Venga, Lancaster... Estrenémosla- y con mirada desafiante y esa sonrisa de medio lado que me ponía tan nerviosa me invitó a pasar.

POLOS OPUESTOS: Draco Malfoy y tú. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora