CAPÍTULO 18.

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-Va a ser un mero trámite, querida- dijo la profesora Trelawney con su mano en mi hombro.

-Pero, profesora...- contesté vacilante- es lógico que Snape ayude con la oclumancia a Harry, pero ¿usted impulsándome en la adivinación sin poder impartir su asignatura por culpa de Umbridge?

-Es algo a lo que nos tendremos que atener. Así me lo pidió Dumbledore. Lo haremos los viernes, a escondidas.

Verdaderamente adivinación era duro; lo estaba pasando casi peor que Harry con Snape, y todo por la absurda teoría de Dumbledore de que tengo un don que explotar porque será importante en el futuro. "Vaya gilipollez", pensé.

Pero todo marchaba bien, hasta aquel fatídico viernes.

En pleno entrenamiento de interpretación de trance un ruido ensordecedor tiró abajo la puerta

-¡Vaya! Ese alohomora debía llevar cierta rabia- dijo entre risitas Umbridge varita en mano.

-Oh, mi pobre Trelawney..., recoja sus cosas. Tiene la entrada vetada a Hogwarts por el Ministerio. Ah, y en cuanto a usted, Lancaster..., sabe como enseño yo a las brujas rebeldes.

Cuando quise darme cuenta estaba atada a una silla en aquel infernal despacho rosa con olor a té.

-Lancaster.., yo no quería. Usted me obligó con su comportamiento.

-A... ¿A qué, directora?- balbuceé asustada.

-A esto-

Entonces empecé a sentirlo. Justo en mi abdomen. Era como si mil cuchillos me mutilasen con lentitud, y ni siquiera podía mover mis manos, atadas. Chillé, y con un hechizo acalló el eco de mis gritos. Cuando la pesadilla acabó salí casi sin conocimiento de allí.

-P...por Merlín. ¡T/n, contesta! ¿!Qué demonios ocurre!?- conocía esa voz.

Aquella figura me tomó en sus brazos, me llevó a lo que creía era una sala común y subió con cuidado mi camisa. Todo lo que recuerdo era que estaba manchada en sangre, y el olor a manzanas a mi alrededor.

-D...Draco; ella... ella me ha...- intenté hablar entre sollozos.
-Está bien, pequeña. Tranquila. Te vendaré la cicatriz y te limpiaré la herida, Madame Pomfrey no está- dijo en susurro cariñoso.

Después de eso caí en un profundo sueño. Al despertarme estaba en una cómoda cama, y allí estaba el, a mi lado.

-Bella durmiente- dijo entre suaves risas.
-Debo estar muerta si has sido tu mi enfermero- reímos levemente.

Un silencio se hizo entre los dos.

Subí mi camisa, aún manchada, y destapé el vendaje para descubrir lo verdaderamente ocurrido.

"BRUJA IRRESPONSABLE" estaba tatuado a cortes justo encima de la cicatriz que me hice de pequeña, lo que provocó que sangrase tanto.

Rompí a llorar: me sentía asquerosa, me sentía avergonzada. El corazón me iba a mil y parecía que los sollozos me iban a ahogar.

Entonces él me abrazó. Y colocando su frente suavemente contra la mía me dijo en susurros:

-Eh, Lancaster escúchame- tomó mi cara entre sus suaves manos- si antes eras bonita, ahora para mí eres hermosa. Eres la bruja más valiente de esta puta escuela.

No sé cuánto seguí llorando. Pero si sé que ese estúpido Slytherin cuidó de mi. Hasta el final.

POLOS OPUESTOS: Draco Malfoy y tú. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora